I. La Crisis del Antiguo Régimen y el Liberalismo (1788-1833)
1. Crisis del reinado de Carlos IV (1788–1808)
La Revolución Francesa provoca miedo al contagio liberal. Carlos IV elimina la influencia ilustrada, da poder a Manuel Godoy y se alía con Francia. Las derrotas militares, como Trafalgar (1805), hunden la economía y aumentan los impuestos. Fernando, hijo del rey, odia a Godoy y conspira contra él. La tensión entre Carlos IV, Fernando y Godoy provoca el Motín de Aranjuez (1808), que obliga al rey a abdicar en su hijo.
2. Invasión napoleónica y Guerra de la Independencia (1808–1814)
Napoleón aprovecha el caos y, mediante las Abdicaciones de Bayona, obliga a Carlos IV y Fernando VII a renunciar, colocando a su hermano José I Bonaparte como rey. El pueblo se levanta el 2 de mayo, y se crean Juntas locales y provinciales que coordinan la resistencia. La guerra pasa por tres fases:
- 1808: Victoria española en Bailén.
- 1809–1812: Dominio francés y auge de la guerrilla.
- 1812–1814: Retirada francesa con derrotas en Los Arapiles, Vitoria y San Marcial.
La guerra deja destrucción, hambre, caída económica y una deuda enorme.
3. Cortes de Cádiz y Constitución de 1812
Las Cortes se reúnen en Cádiz durante la guerra y proclaman la soberanía nacional. Aprueban la Constitución de 1812 (conocida como La Pepa), que establece:
- División de poderes.
- Sufragio universal masculino indirecto.
- Igualdad jurídica y derechos individuales (inviolabilidad del domicilio, fin de la tortura).
Se crea la Milicia Nacional, se establece educación primaria obligatoria y se organiza el territorio en provincias. Además, se abolen los señoríos, los mayorazgos, los gremios y se impulsa una reforma económica liberal.
4. Libertad de imprenta e Inquisición
Se aprueba la libertad de imprenta con censura moderada. La Inquisición se suprime en las Cortes, pero Fernando VII la restablece al volver. Finalmente, se elimina definitivamente en 1834, sustituyéndose por organismos de control religioso menos duros.
5. Independencia de las colonias americanas (1810–1824)
La burguesía criolla, ilustrada y sin acceso al poder, estaba además cargada de impuestos y limitada por los monopolios comerciales españoles. Con el vacío de poder de 1808, crean juntas propias. La Constitución de 1812 no se aplica en América, lo que provoca la ruptura. Tras guerras largas, la independencia se consolida con la victoria patriota en Ayacucho (1824). Nacen repúblicas dominadas por criollos y dependientes económicamente de Reino Unido y Estados Unidos, con aparición de caudillos y dictaduras.
6. Restauración absolutista (1814–1820)
Fernando VII vuelve a España y, apoyado por el Manifiesto de los Persas, restaura el absolutismo. Anula la Constitución de 1812, persigue a liberales y afrancesados, y restablece instituciones del Antiguo Régimen. El país vive una crisis económica y varias conspiraciones y pronunciamientos liberales fracasan.
7. Trienio Liberal (1820–1823)
El pronunciamiento del coronel Riego triunfa y obliga al rey a jurar de nuevo la Constitución. Se retoman las reformas liberales:
- Abolición definitiva de señoríos y mayorazgos.
- Desamortización eclesiástica.
- Libertad económica y reforma fiscal.
- Creación de la Milicia Nacional.
- División territorial en provincias y primer Código Penal.
Surgen tensiones: los liberales moderados quieren reformas prudentes, mientras que los exaltados buscan cambios más radicales. Los realistas ultras se sublevan desde la Seo de Urgel. La Santa Alianza interviene enviando a los Cien Mil Hijos de San Luis, que restauran el absolutismo.
8. Década Ominosa (1823–1833)
Fernando VII vuelve al absolutismo con una fuerte represión: censura, persecuciones, cárceles y exilios. La economía empeora y aumentan los conflictos dentro del absolutismo. En Cataluña surgen los Agraviados o Malcontents (1827), primer movimiento claramente carlista. Fernando, sin hijo varón, aprueba la Pragmática Sanción, que permite a su hija Isabel heredar el trono. Los ultras apoyan a Carlos María Isidro, lo que provoca el origen del Carlismo y conduce a la Primera Guerra Carlista tras la muerte del rey en 1833.
II. El Estado Liberal Moderado: La Constitución de 1845
La Constitución española de 1845
La Constitución de 1845 fue promulgada durante el reinado de Isabel II, en pleno contexto del moderantismo, y representó un giro conservador respecto a la Constitución progresista de 1837. Se basaba en el principio de la soberanía compartida entre la Corona y las Cortes, lo que reforzaba notablemente el poder del monarca frente al Parlamento.
En lo político, estableció un sistema bicameral:
- Un Senado de carácter no electivo, cuyos miembros eran designados por el rey de por vida.
- Un Congreso de los Diputados elegido mediante un sufragio censitario, muy restrictivo, que limitaba el derecho de voto a una minoría acomodada.
El poder ejecutivo recaía en el rey, quien tenía facultades para nombrar y cesar ministros, disolver las Cortes y vetar sus decisiones. Además, se impuso un modelo de centralización administrativa, eliminando cualquier tipo de autonomía territorial y sometiendo tanto a las diputaciones provinciales como a los ayuntamientos al control directo del gobierno central.
Desde el punto de vista ideológico, la Constitución declaraba al catolicismo como religión oficial del Estado, con obligación de que este mantuviera el culto y al clero, excluyendo otra confesión religiosa. Asimismo, se suprimió la Milicia Nacional, una institución vinculada al liberalismo progresista, y se produjo una limitación de los derechos y libertades individuales, que aparecían fragmentados y sujetos a futuras leyes restrictivas, en contraste con la declaración más amplia de la Constitución de 1837.
En conjunto, la Constitución de 1845 reflejó un proyecto de Estado liberal conservador, autoritario y centralista, que buscaba la estabilidad política tras las tensiones del primer tercio del siglo XIX.
III. El Sexenio Democrático (1868-1874)
La Revolución de 1868 y el Gobierno Provisional
El Sexenio Democrático comienza con la Revolución de 1868, conocida como La Gloriosa, provocada por una triple crisis:
- Económica: Quiebra ferroviaria, encarecimiento del algodón por la Guerra de Secesión y malas cosechas.
- Política: Fraude, represión y cierre de Cortes.
- Social: Paro, miseria y protestas.
La oposición —progresistas, demócratas y unionistas— firma el Pacto de Ostende (1866) para derrocar a Isabel II. El 18 de septiembre de 1868, Topete, Prim y Serrano inician un pronunciamiento en Cádiz que se extiende con apoyo popular. Tras la victoria en Alcolea (28/9/1868), Isabel II se exilia. En paralelo, surgen juntas revolucionarias que exigen reformas sociales (abolición de quintas y consumos, reparto de tierras, sufragio universal). Pero el Gobierno Provisional, dominado por progresistas y unionistas, disuelve las juntas y frena la revolución popular. Convoca elecciones con sufragio universal masculino y prepara una nueva Constitución.
La Constitución de 1869 y la búsqueda de rey
La Constitución de 1869 es la más democrática del siglo XIX: establece soberanía nacional, derechos amplios (libertad de prensa, asociación, enseñanza, religión), Cortes bicamerales y descentralización municipal. Aunque se reconoce la libertad religiosa, el Estado sigue financiando al clero católico. Por mayoría, se opta por una monarquía parlamentaria. Serrano es nombrado regente y Prim, jefe de gobierno. Mientras, el republicanismo crece, dividido entre unitarios (Castelar) y federales (Pi y Margall, Figueras), estos últimos con una rama intransigente que apuesta por la insurrección. También se impulsan reformas económicas: Figuerola aplica el librecambismo, se crea la peseta y la Ley de Minas (1871) entrega los yacimientos a empresas extranjeras, generando un boom minero.
La monarquía de Amadeo I (1871–1873)
Las Cortes eligen rey a Amadeo de Saboya (noviembre de 1870), un liberal italiano con poco apoyo. Su llegada se ve truncada por el asesinato de Prim (diciembre de 1870). Desde el inicio, su reinado es frágil:
- Los carlistas inician la Tercera Guerra Carlista (1872).
- Los republicanos se sublevan.
- En Cuba estalla la Guerra de los Diez Años (1868).
- La Iglesia lo rechaza por ser Saboya (destruyó los Estados Pontificios).
- Los moderados, liderados por Cánovas, preparan la Restauración borbónica.
Políticamente, los progresistas se dividen en Constitucionales (Sagasta) y Radicales (Ruiz Zorrilla), lo que provoca 6 gobiernos en 2 años. Ante la imposibilidad de gobernar, Amadeo abandona el trono en febrero de 1873.
La Primera República (1873–1874)
Las Cortes monárquicas proclaman la Primera República como solución de emergencia. Figueras forma un gobierno republicano, pero el vacío de poder provoca el cantonalismo: sectores populares y federales intransigentes proclaman “cantones” autónomos (Cartagena, Valencia, Andalucía), mezclando federalismo y reivindicaciones sociales. Pi y Margall intenta pacificar con legalidad, pero fracasa y dimite. Salmerón reprime los cantones, pero dimite al negarse a firmar penas de muerte. Le sustituye Castelar, que gobierna por decreto, cierra las Cortes y restablece el orden militar. En enero de 1874, tras una moción de censura contra Castelar, el general Pavía da un golpe de Estado, disuelve las Cortes y entrega el poder a Serrano, que impone una dictadura autoritaria.
IV. Fin del Sexenio y Restauración
Serrano no logra estabilizar el país. Mientras, los monárquicos preparan el regreso de los Borbones. El 29 de diciembre de 1874, el general Martínez Campos proclama rey a Alfonso XII en Sagunto, dando inicio a la Restauración.