La narrativa española del siglo XX

NOVELA ESPAÑOLA DE PREGUERRA (347)

Durante los primeros años del siglo XX surgen varias corrientes que pretenden renovar el panorama de la narrativa del momento. Son

La Generación del 98

(marbete acuñado por Azorín) engloba a ese grupo de jóvenes escritores marcados por la crisis de fin de siglo – el “desastre del 98”- cuyo propósito principal es elevar a España de su postración y de su descrédito, ponerla a la par de las otras naciones de Europa y darle un espíritu, un tono y una dignidad distintos, contribuyendo a la solución de sus problemas. Son Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Azorín, Ramiro de Maeztu, Antonio Machado y Valle-Inclán. Aunque los autores del 98 tratan temas como la preocupación por España ( su decadencia, la historia de sus gentes- la “intrahistoria” de Unamuno) o la reivindicación de la literatura previa (interés de los noventayochistas por Cervantes), en narrativa destaca sobre todo su preocupación por los temas existenciales. La publicación de Camino de perfección de Pío Baroja, Amor y pedagogía de M. de Unamuno y La voluntad de Azorín son un buen reflejo de ello (lucha por la supervivencia, la angustia ante la muerte, la fugacidad de la vida…)

Novecentismo

(o Generación de 1914) a un grupo de jóvenes escritores, situados entre la Generación del 98 y la del 27, que irrumpen con nuevas ideas. Destacan: Eugenio D´Ors, Gregorio Marañón, Manuel Azaña, Ortega y Gasset…. Su característica común es la superación del Realismo dando más importancia a la estructura de las obras o al lenguaje que al argumento. Unos autores tienden al lirismo, como Gabriel Miró, en Nuestro Padre San Daniel (1921), otros buscan la ironía y el humor, como Wenceslao Fernández Flórez, autor de Volvoreta (1918) y otros un enfoque intelectual como Pérez de Ayala.

Corriente de vanguardia

En los últimos años veinte, un grupo de narradores coetáneos de los poetas del 27 publican obras marcadas por las corrientes de vanguardia sobre todo del Surrealismo, creando una narrativa irracional. Destaca José María Hinojosa autor de La flor de Californía (1928), libro pionero de prosas narrativas y oníricas.

Tremendismo

En los años 40, en un panorama social y cultural desolador, surge el tremendismo, que refleja los aspectos más sórdidos de la realidad para reflexionar sobre la condición humana. Los personajes son seres marginados, con discapacidades, violentos…que cuentan en primera persona una vida llena de dureza, reflejada también en el lenguaje. La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, inicia esta tendencia. Se escriben también novelas existenciales en las que se plantea el sinsentido de la existencia, la miseria física y el ambiente asfixiante y mezquino de la posguerra. Son obras como Nada de Carmen Laforet y La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes.

Generación del 50

En la década de los 50 la censura se relaja y La Generación del 50, del medio siglo o de los niños de la Guerra, formada por jóvenes escritores, pretende denunciar la situación social que se vive para conseguir la transformación de la realidad española. Surge la novela social cuyos rasgos más destacados son el enfoque objetivo del narrador, el protagonista colectivo, las descripciones de las duras condiciones de vida del campesinado pobre frente a la vida vacía e insolidaria de la burguesía o la sencillez del lenguaje con diálogos que reproducen el habla coloquial. Destacan obras como : La colmena, de Camilo José Cela, El Jarama,de Rafael Sánchez Ferlosio, Las ratas de Miguel Delibes o Entre visillos de Carmen Martín Gaite

Novela experimental

En los años 60 se desarrolla la novela experimental con la que los autores buscan la renovación de la técnica narrativa y de las formas de expresión. Son relatos no lineales narrados desde múltiples puntos de vista con un tratamiento innovador del lenguaje con ruptura de la lógica y la sintaxis y el empleo del monólogo interior para la expresión libre de ideas y emociones. Las novelas se dividen en secuencias sin numeración o no tienen separación y el desenlace suele ser abierto para que el lector participe activamente en la interpretación de la obra. Luis Martín-Santos con su obra Tiempo de silencio inicia este tipo de novelas.

Camilo José Cela Trulock

Nace en Iria Flavia (Padrón)-La Coruña- en 1916. Realizó estudios de Medicina y Derecho(que no concluyó) pero es allí, en la facultad, donde entra en contacto con intelectuales como Pedro Salinas o Alonso Zamora Vicente que despertaron su vocación literaria. Participó en la Guerra Civil en el bando franquista. En 1954 fundó la revista Papeles de Son Armadans y en 1957 entró en la RAE. Fue distinguido con todos los galardones del mundo de las letras: recibió el Premio Príncipe de Asturias en 1987, el Premio Nobel en 1989 y el Cervantes en 1996. Murió en Madrid en 2002. En su amplia obra novelística aporta una visión del mundo tremendista, cercana a Pío Baroja en el pesimismo existencial y la escasa fe en la naturaleza humana; destaca su obsesión por renovar las técnicas y estructuras narrativas pero, ante todo, es claro su dominio del lenguaje, la capacidad de crear ambientes y describir tipos humanos diferentes y originales. En la línea de Quevedo y Valle-Inclán, usa la sátira y el humor desgarrado. Lo mejor de su producción son los libros de viajes, como Viaje a la Alcarria (1948), Del Miño al Bidasoa (1956) o Viaje al Pirineo de Lérida(1965).En su producción novelística evoluciona al ritmo de la novela de posguerra: Su primera etapa realista sigue la línea existencialista con tintes tremendistas en La familia de Pascual Duartedebido al mundo amargo y truculento de la novela y a la violencia en que nos sumerge el autor.Su segunda etapa, la del realismo social, se inicia con La colmena (1951). Ofrece una visión despiadada y distanciada del Madrid de posguerra (con un narrador omnisciente objetivo- a veces narrador irónico-), en forma de secuencias costumbristas, por donde circulan más de trescientos personajes: buscavidas, seres sin escrúpulos, mendigos, alcahuetas, bohemios, soñadores… Se desarrolla durante dos días del invierno madrileño en un café. Representa personajes colectivos y final abierto, como la vida. De su tercera etapaexperimentalista son San Camilo 1936(de 1969), un extenso monólogo interior, Oficio de tinieblas 5 (1973) con párrafos sin puntuación alguna, Mazurca para dos muertos (1983) o Madera de boj (1999).

Miguel Delibes

(Valladolid,1920 -2010). Novelista español y miembro de la RAE desde 1975, es una de las figuras de la literatura de posguerra reconocido con multitud de galardones como el Premio Cervantes, Premio Nadal, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, Premio Nacional de Narrativa o de Literatura. Tras licenciarse en Comercio, inicia sus estudios de Derecho y se matricula en la escuela de Artes y Oficios de Valladolid. Es contratado como caricaturista en el diario El Norte de Castilla en la que posteriormente escribe y llega a ser su director aunque ejerció como profesor de Historia y Derecho en la Escuela de Comercio de Valladolid. Los textos legales tuvieron para él una capital importancia pues definen su estilo preciso y desprovisto de adjetivaciones superfluas. Además fue un escritor fiel a sus ideas y a su tierra castellana. Muestra su preocupación por las consecuencias negativas del progreso para la naturaleza y el hombre, por Castilla y la situación del campo castellano y por la dignidad y la libertad humanas. Por ello el ambiente rural aparece en primer plano en la mayor parte de sus obras (El camino, Las ratas, Viejas historias de Castilla la Vieja…) caracterizadas por un lenguaje sobrio, natural y preciso de enorme belleza. Inicia su carrera con la novela existencial La sombra del ciprés es alargada (1948) -protagonizada por el joven Pedro que intenta hacer frente al pesimismo inculcado en su infancia -para desembocar después en un realismo de ambiente rural con obras como El camino (1950) en la que el despertar a la vida de un niño se entremezcla con la confrontación entre el campo y la ciudad o el realismo social en Las ratas, valiente denuncia de las miserables condiciones de la vida en el campo. Dentro de la novela experimental sobresale Cinco horas con Mario (1966)-la mejor obra de Delibes- que desarrolla el extenso monólogo interior de Carmen Sotillo, de talante conservador, frente al cadáver de su marido Mario, catedrático de ideas avanzadas, que reflejan las diferencias entre la España progresista y la tradicional. En las décadas posteriores retoma temas y estilo habituales; así en Los santos inocentes (1981), que denuncia los abusos que sufrían los más humildes por parte de los “señoritos” y en la novela histórica El hereje (1988)

Exilio y narrativa social

En los últimos años veinte un grupo de narradores, vanguardistas en sus inicios, evolucionan en su madurez (debido a los acontecimientos históricos) hacia una narrativa de temática social (propugnan una “rehumanización del arte”). Todos ellos se ven obligados a vivir la experiencia trágica del exilio pero debido a su dispersión geográfica (México, Argentina, Estados Unidos…), a sus diferencias ideológicas, al prolongado destierro…resulta muy difícil agruparlos en corrientes. Como características generales en las creaciones de estos escritores pueden indicarse:

  • El pasado de España. Evocan el pasado en su país y la guerra civil y sus consecuencias.
  • La evocación con añoranza de la España perdida. El exiliado añora su patria perdida.
  • La realidad del exiliado. Algunos ilustran la problemática existente en sus países de acogida.
  • La condición humana. Los autores convierten sus relatos en una reflexión filosófica acerca de la naturaleza humana y del sentido de la vida.

Entre los autores que se vieron abocados al exilio citamos a Rosa Chacel (en cuyas novelas no se halla el tono dolorido del destierro sino que busca indagar en la psicología de los personajes. Destaca Teresa (sobre Teresa Mancha, amante de Espronceda) o la obra con tintes autobiográficos Barrio de Maravillas) , Ramón J. Sender (cuyas obras más destacadas pertenecen al exilio como Crónica del Alba, en la que rememora su infancia o Réquiem por un campesino español en la que evoca la crueldad desatada al inicio de la Guerra Civil a la vez que realiza un análisis amargo de la condición humana), Max Aub (autor con una narrativa comprometida con obras sobre la tragedia de la Guerra Civil como Laberinto mágico o Las buenas intenciones ), Francisco Ayala (con una literatura intelectual comprometida como en Muertes de perro o El fondo del vaso, secuela de la anterior, en las que reflexiona sobre el poder y la violencia y las secuelas de la corrupción y la degradación moral) o Arturo Barea.

Algunos contaban ya con publicaciones antes del exilio aunque lograron sus mayores éxitos en el destierro. Sin embargo, debido a la censura, sus obras tardarán en llegar e influir en el panorama literario español.


 (Huesca, 1902/EEUU,1982) Uno de los mejores narradores de la «literatura del exilio», de espíritu rebelde y autodidáctico y atraído siempre por la ideología anarquista. Tras realizar el servicio militar en Marruecos, se inició en el periodismo y colaboró en publicaciones radicales y libertarias. Sus primeras novelas son de testimonio social y propósito denunciatorio. Exiliado en México (1939-42), residió el resto de su vida en EEUU. Desarrolló una intensa actividad periodística aunque es copiosísima su producción narrativa. Los críticos no son unánimes a la hora de clasificarla, aunque podemos diferenciar tres etapas:Hasta 1939. Destacaba ya en el panorama literario español con obras testimoniales y de denuncia social, con elementos autobiográficos como Imán (1930). También escribió relatos alegóricos con intención satírica sobre la guerra de Marruecos, La noche de las cien cabezas, y una novela histórica, Mr. Witt en el Cantón. Con el estallido de la guerra, compuso Contraataque (1937), crónica de sus experiencias al inicio de la contienda.Hasta 1965. La derrota del bando republicano en la Guerra Civil lo lleva  al exilio, etapa en la que escribe sus mejores obras. Entre ellas, además de Crónica del alba (1942), con recuerdos nostálgicos de su infancia, destacan El lugar del hombre (1951) y El verdugo afable (1952), en las que recrea el pasado español reciente desde una perspectiva existencial y, especialmente, Réquiem por un campesino español, para muchos su mejor novela. Se trata de un ejemplo del realismo crítico, ya que muestra la crueldad  desatada al inicio de la Guerra Civil, a la vez que realiza un amargo análisis de la condición humana. En ella se exponen los problemas de conciencia de un cura, mosén Millán, por haber delatado y no haber intentado evitar el asesinato de un joven alcalde (antiguo monaguillo) durante la República. –Desde 1965 hasta su muerte. Son estas obras menos interesantes desde el punto de vista literario en las que trata temas triviales, como en La tesis de Nancy, o falsamente trascendentes, como en En la vida de Ignacio Morel. Las más destacadas de esta etapa son algunas de sus obras de tema americano, Tupac Amaru, y las novelas con tintes biográficos como Monte Ondina.


 (París 1903-México 1972). Escritor español de origen francés que reside desde su niñez en Valencia. Voraz lector, inteligente y perteneciente a una familia con posibilidades económicas, no llegó a estudiar una carrera, sino que se puso a trabajar en 1920 como viajante para conseguir su independencia económica. Esto le permitió viajar mucho por lo que frecuentaba las tertulias barcelonesas de los vanguardistas de la época. De ideas socialistas, durante la guerra civil se compromete con la República. Por ello, al terminar la contienda, se exilia a París pero es detenido y recluido tres años en campos de concentración de Francia y de África. Embarca para México  y desde mediados de los años 50 viaja por Estados Unidos y Europa pero sin poder entrar en España hasta 1969, desarrollando su actividad literaria, periodística y cineasta. Muere en México en 1972.

Su narrativa es testimonial, crítica y comprometida con el ser humano y la sociedad. Escribe en el exilio sus novelas más importantes. Destaca el ciclo histórico-novelesco sobre la Guerra Civil El laberinto mágico  que expone la tragedia que supuso la guerra. Está formado por los llamados “campos”: Campo cerrado (sobre la situación del país en 1936), Campo de sangre (sobre la guerra misma), Campo del moro (sobre el fin de la guerra) y Campo francés (sobre el exilio). En 1954 publica Las buenas intenciones, que refleja la vida española desde los años veinte hasta el final de la Guerra Civil, y en 1961 La calle de Valverde ambientada en la dictadura de Primo de Rivera. Son narraciones con un realismo muy galdosiano en las que destacan los diálogos, la escasa utilización de descripciones, el paso de unas escenas a otras sin indicación o con un espacio en blanco, la ausencia de grandes protagonistas, la relevancia de los personajes secundarios ( lo que suele enmarañar la historia), la ironía, el humor y la broma. Esto último se puede comprobar en Jusep Torres Campalans documentada biografía de un inexistente pintor vanguardista. Destacan también sus numerosos cuentos: Crímenes ejemplares, precursor del microrrelato o sus Cuentos mexicanos, La verdadera muerte de Francisco Franco y otros cuentos…