La poesía y el teatro en la posguerra española

Poesía

En el género poético se encuentran dos etapas.

Lírica de posguerra

La creación literaria aborda temas como la muerte, la cárcel y el exilio. Tendencias como la poesía de evasión, poesía existencial y poesía social. Los temas principales son el amor, la vida, la muerte y la falta de libertades, mostrando una lírica con sentimientos humanos. La obra poética de Miguel Hernández influye en la lírica de posguerra. Inicia su etapa poética con Perito de lunas, en la que refleja la influencia de Góngora. Predomina El rayo que no cesa, donde el tema principal es la experiencia amorosa. Adopta un tono de compromiso por las causas de la guerra en sus obras Viento de pueblo y El hombre acecha. Además, escribe poemas expresando temas como el amor, el dolor y la ausencia de la familia.

Poesía de evasión y existencial

Se lleva a cabo en los años 1939-1950. Los representantes pretenden solucionar los problemas humanos por medio de la poesía arraigada. Se caracteriza por un lenguaje sencillo y estrofas de versos libres. Sus temas están basados en la familia, Dios, la tierra y la vida cotidiana. Las obras que predominan en la poesía desarraigada son: Hijos de la ira de Dámaso Alonso, que supone una ruptura con la lírica del momento. Se emplean versos libres y tiene un lenguaje sencillo. Los poetas cultivan una lírica que se enfrenta a la realidad y expresan su descontento y angustia con el ser humano por las consecuencias de la guerra civil. La poesía desarraigada evoluciona en una poesía social. Sus características principales son el verso libre, el lenguaje sencillo y el soneto en las composiciones. Como tema principal está la religión. El principal autor es Blas Otero con Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia.

Poesía de evasión

Está formada por el grupo de Gracilaso. Defienden su poesía formalista de corte neoclásico. Las características de esta poesía son el empleo de tercetos, sonetos, el arte por el arte, evasión de la realidad y visión positiva.

Poesía social

Las características de la poesía social son el verso libre, el tono narrativo, el lenguaje sencillo y la importancia del mensaje. Sus temas principales son la preocupación, las injusticias sociales y el mundo del trabajo. Los autores destacados son José Hierro con Quinta del 42, Victoriano Crémer con Nuevos cantos de vida y esperanza y Carlos Bausoño con Noches de sentido (1957).

Promoción de los 70

Se caracteriza por la preocupación por el individuo y un lenguaje sobrio. Los temas son el erotismo, el amor y la familia. En la década de los 70 se usan los versos libres y se adoptan elementos surrealistas. Huyen de la realidad, utilizan versos de otras épocas y rompen con el discurso lógico. Los temas principales son el amor, el erotismo, la reflexión sobre la lírica y la exaltación de los lugares desconocidos.

Teatro de posguerra

Durante los primeros años de la posguerra, el teatro muestra la miseria cultural del país. La tónica general del teatro comercial español es la vulgaridad. Se aprovecha la tradición teatral como vehículo de propaganda ideológica y política. En la comedia burguesa y en la comedia benaventina predominan los personajes burgueses. Los temas son la soltería, las infidelidades y los adulterios. El teatro cómico y el teatro existencial se quieren hacer un sitio frente al teatro trivial. El teatro que va a predominar va a ser el de la comedia burguesa benaventina y se caracteriza por la cuidadosa destrucción, te lleva de la risa al llanto, mantiene el interés en todo momento y está ambientada en espacios lujosos. Crítica las costumbres de la burguesía aunque no sobrepasa ciertos límites y es muy superficial. Los autores predominantes en este teatro son Pemán, en la que se destaca su obra de Viudita naviera, José López Rubio con dramas como Las manos son inocentes y Joaquín Calvo Sotelo con comedias como Una muchachita de Valladolid. En los escenarios de posguerra son frecuentes las obras humanísticas. Los autores destacados son Miguel Mihura con 3 sombreros de copa (1932) y Maribel y la extraña familia, y Enrique Jardiel Poncela con obras como Eloísa está debajo de un almendro y Los ladrones somos gente honrada. También hubo frecuentemente espectáculos de variedad de tipo folclórico y representaciones con un género de decadencia, así como comedias folletinescas y dramáticas.