Documentos Históricos de la Oposición al Franquismo
El Contubernio de Múnich (1962)
Comentario
Este es un documento redactado durante el régimen franquista, concretamente en el año 1962, en el contexto del llamado “Contubernio de Múnich”, por parte de un grupo de opositores al franquismo reunidos en el Congreso del Movimiento Europeo.
Es una fuente primaria, ya que es contemporánea a los hechos que narra. Se trata de una fuente pública y colectiva, escrita por 118 delegados españoles y dirigida a la comunidad internacional y a la ciudadanía española.
Por su naturaleza, se trata de un texto político, con un carácter político-social, al tratar temas vinculados a los derechos civiles, la libertad de expresión, la democracia y el reconocimiento de las distintas comunidades dentro del Estado.
No hay una idea principal clara, ya que el texto presenta una serie de reivindicaciones de manera fragmentada.
Entre las ideas secundarias que podemos identificar destaca, en primer lugar, la exigencia de unas instituciones democráticas y verdaderamente representativas que sustituyan a las estructuras autoritarias impuestas por el franquismo. También se reclama la eliminación de la censura y la garantía real de los derechos fundamentales, especialmente los vinculados a la libertad personal y de expresión. Otra de las ideas es la necesidad de que el Estado reconozca la personalidad y particularidades de las distintas comunidades que integran España, en contraposición al centralismo radical del régimen. Además, se demanda el derecho a ejercer las libertades sindicales sobre bases democráticas y la defensa de los derechos de los trabajadores mediante instrumentos como la huelga. Finalmente, se pide la posibilidad de organizar corrientes de opinión y partidos políticos, algo completamente prohibido por las leyes franquistas.
Contexto
El texto se sitúa en plena dictadura franquista, un régimen autoritario instaurado tras la Guerra Civil (1936-1939) y encabezado por el general Francisco Franco. En ese momento, España vivía bajo el modelo de “democracia orgánica”, una estructura antidemocrática que rechazaba los partidos políticos y la soberanía popular. La representación política estaba restringida a tres pilares: la familia, el municipio y el sindicato vertical, todos controlados por el régimen.
En 1962, año de esta resolución, España experimentaba el llamado “desarrollismo”, una etapa de crecimiento económico impulsada por los Planes de Desarrollo, con una mayor apertura económica pero sin cambios políticos sustanciales. A nivel institucional, no existían autonomías ni reconocimiento a la diversidad territorial: la Constitución de 1931 había sido abolida, y toda forma de descentralización estaba prohibida.
El régimen franquista se sostenía sobre la represión y el control ideológico. La Ley de Prensa de 1938 imponía una férrea censura, aunque a partir de 1966, con la Ley de Prensa e Imprenta de Manuel Fraga Iribarne, se suavizó en parte el control, permitiendo cierta crítica limitada. No obstante, seguía sin haber libertad de expresión plena.
Los partidos políticos estaban ilegalizados, y la única organización permitida era el Movimiento Nacional. Cualquier intento de pluralismo político o de reivindicación democrática era perseguido por la policía política y la represión institucional.
El “Contubernio de Múnich” supuso un punto de inflexión simbólico: en él se reunieron en secreto tanto exiliados como opositores internos para reclamar la democratización de España. El régimen respondió con una campaña de desprestigio, expulsiones del país y detenciones, calificando la reunión como una conspiración contra el Estado. El documento del Congreso Europeo refleja las aspiraciones de una oposición aún clandestina y marginada, pero que comenzaba a ganar protagonismo en la escena internacional.
La Junta Democrática de España (1974)
Comentario
Este texto fue elaborado en 1974 por la Junta Democrática de España, una plataforma unitaria de oposición al franquismo impulsada principalmente por el Partido Comunista de España y por figuras de otros sectores democráticos, entre ellos intelectuales, juristas y antiguos franquistas reformistas.
Es una fuente primaria al estar redactada durante la etapa final de la dictadura, y se trata de una fuente pública y colectiva, pues fue difundida con el objetivo de agrupar a todas las fuerzas políticas y sociales en torno a un programa común de democratización del país.
Por su naturaleza es un texto político, con un carácter claramente político-social, ya que recoge propuestas de transformación profunda de las estructuras institucionales, sociales y culturales de España.
No hay una idea principal unificada, ya que el texto se compone de una serie de reivindicaciones concretas.
Entre las ideas secundarias destacan, en primer lugar, la propuesta de formar un gobierno provisional que asegure la ciudadanía plena para todos los españoles, lo que implica el fin de la exclusión política. Se reclama también la amnistía absoluta para los presos y represaliados del régimen, la legalización de todos los partidos políticos y la plena libertad sindical. El texto defiende el derecho de huelga, así como los de reunión y manifestación pacífica, lo que choca directamente con las restricciones del franquismo. También se exige la libertad de prensa, de radio, de opinión y de información. A nivel institucional, se pide la independencia del poder judicial y el reconocimiento de la personalidad política de los pueblos catalán, vasco y gallego, además de cualquier otra comunidad que lo decidiera democráticamente. Se plantea la necesidad de celebrar una consulta popular que permita decidir la forma del Estado, abrir la puerta a una posible república, y se reclama la separación de Iglesia y Estado, reflejando un fuerte componente laicista. Por último, se propone la integración de España en las Comunidades Europeas, lo que simboliza el deseo de alinearse con las democracias europeas y romper el aislamiento internacional del franquismo.
Contexto
El texto se sitúa en 1974, en la fase final de la dictadura franquista, cuando Francisco Franco, envejecido y con problemas de salud, aún mantenía el control político, pero ya se percibía la cercanía de una transición. A pesar del desarrollismo económico que había modernizado parcialmente el país en las décadas anteriores, España seguía siendo un régimen autoritario, sin libertades democráticas ni partidos políticos legales, más allá del Movimiento Nacional.
La estructura política continuaba basada en la llamada “democracia orgánica”, un sistema que excluía la representación por partidos y basaba la participación en tres pilares corporativos: la familia, el municipio y el sindicato vertical. No existían autonomías ni reconocimiento oficial a las distintas nacionalidades históricas, y las libertades sindicales y de expresión estaban severamente limitadas.
La ley de prensa de 1966, promovida por Manuel Fraga, había suavizado ligeramente la censura, pero los medios seguían fuertemente controlados. Los partidos políticos permanecían ilegalizados, y solo el sindicato vertical era reconocido, mientras que las organizaciones obreras clandestinas eran duramente perseguidas.
En este contexto, surgió en 1974 la Junta Democrática de España, impulsada por el Partido Comunista y otras fuerzas democráticas con el objetivo de crear un frente común contra el régimen. Sus doce puntos reflejan un programa de ruptura democrática, con propuestas como una amnistía general, la legalización de partidos, la libertad de expresión y la convocatoria de un referéndum para decidir la forma del Estado.
La Junta fue una de las iniciativas más importantes de la oposición en los años finales del franquismo, junto con la Plataforma de Convergencia Democrática, y ambas se unirían en 1976 en Coordinación Democrática, conocida popularmente como “Platajunta”, que jugaría un papel clave en la transición hacia la democracia.
Pensamiento Filosófico de Friedrich Nietzsche
Introducción y Conceptos Clave
Friedrich Nietzsche (1844–1900) fue un filósofo alemán fundamental para entender la crítica moderna a la cultura occidental. Su pensamiento se caracteriza por su radicalidad, por romper con la tradición filosófica desde Platón hasta Kant, y por su influencia en corrientes posteriores como el existencialismo, el psicoanálisis y la posmodernidad. Se le asocia con la llamada filosofía de la sospecha, junto a Marx y Freud, por desenmascarar los valores y estructuras tradicionales que ocultan relaciones de poder o mecanismos de represión.
La “Muerte de Dios” y el Nihilismo
Uno de sus conceptos más famosos es el de la “muerte de Dios”, con el que no alude a la desaparición de una figura divina concreta, sino a la pérdida de fe en los valores absolutos tradicionales (especialmente religiosos y morales) que sustentaban la civilización occidental. Este vacío de sentido es lo que Nietzsche denomina nihilismo. Frente a él, propone la necesidad de crear nuevos valores, no universales ni impuestos desde fuera, sino surgidos de la voluntad de poder individual.
Crítica a la Cultura Occidental y el Ideal del Superhombre
Nietzsche critica duramente la cultura occidental por haber reprimido los instintos vitales y por haber idealizado la razón como única guía del ser humano. Acusa a Sócrates, al cristianismo y a la Ilustración de haber instaurado una moral de esclavos basada en la negación de la vida, la culpa y la obediencia. Frente a esta moral decadente, Nietzsche propone una moral afirmativa, encarnada en el ideal del superhombre (Übermensch), un individuo que, superando el nihilismo, afirma la vida, sus pasiones y su capacidad creadora.
Lo Apolíneo y lo Dionisíaco
Un pilar central de su pensamiento es su admiración por la cultura griega. En El nacimiento de la tragedia, Nietzsche distingue entre dos fuerzas opuestas y complementarias: lo apolíneo (luz, razón, orden, forma) y lo dionisíaco (caos, instinto, música, éxtasis). Para él, la grandeza de la tragedia griega radica en la combinación equilibrada de ambas. La cultura moderna, en cambio, ha privilegiado el elemento apolíneo, reprimiendo lo dionisíaco y empobreciendo la experiencia humana.
El Arte y la Educación en Nietzsche
También se interesó por el papel del arte como fuerza educativa. Al principio, colaboró con Richard Wagner, creyendo que la ópera podría formar culturalmente al pueblo alemán, del mismo modo que la tragedia lo hizo en Grecia. Sin embargo, Nietzsche se alejó de Wagner al advertir que su proyecto era nacionalista y no universalista. Él aspiraba a una cultura capaz de trascender fronteras y de reconectar al ser humano con sus fuerzas vitales.
Nietzsche defendía una educación inspirada en la Antigüedad grecolatina, que permitiera a cada persona desarrollar su propia forma de vida. Su crítica al sistema educativo alemán —basado en la instrucción mecánica y la obediencia— sigue siendo relevante hoy.
Relevancia Actual de su Pensamiento
Sí, el debate que plantea Nietzsche es plenamente actual. En una época dominada por la tecnocracia, la productividad y el pensamiento único, su defensa de la vida, del instinto y de la creación de valores propios sigue siendo inspiradora. Nos invita a cuestionar normas impuestas, a recuperar nuestra dimensión emocional y corporal, y a repensar la educación y la cultura como herramientas para afirmar la existencia, no para domesticarla.