Siglo de las luces

Los principales ensayistas del XVIII fueron:
Benito Jerónimo Feijoo Con sus ensayos contribuyó a asentar el espíritu crítico e ilustrado.
Su labor fue eminentemente crítica. Luchó por la modernización de la mentalidad española y quería acabar con
los errores, las supersticiones y los prejuicios del pueblo. La experiencia, la observación y la crítica eran para él
las bases del progreso humano. Defensor de la religión.
Estos ideales se aplican en sus ensayos, fundamentales Teatro crítico universal (8 volúmenes, 118 discursos) y Cartas Eruditas y Curiosas (5 volúmenes,
166 cartas). Ambas están compuestas por artículos que tocaban los temas más diversos: Medicina, Ciencias Geografía… Su intención es más científica y docente que estética

Gaspar Melchor de Jovellanos.
uno de los más insignes ilustrados españoles del siglo XVIII.
Desempeñó importantes cargos políticos en los reinados de Carlos III y Carlos IV y, en el terreno literario, cultivó la poesía y el teatro además de la prosa ensayística, con las que defiende sus ideas reformista.
Obras
Informe sobre la Ley Agraria. Es un tratado de economía
Elogio de Carlos III, en realidad, es un elogio de la política reformista y del rey, como su principal impulsor y analiza las causas de la decadencia española.
Memoria sobre espectáculos y diversiones públicas. En esta obra señala el origen y la evolución de los espectáculos públicos en verdadera.
En muchas ocasiones, Jovellanos incorpora aspectos de su propia vida a sus obras. En la Descripción del castillo de Bellver elabora un relato de ficción sobre la vida medieval que se había desarrollado en la fortaleza mallorquina. En los
Diarios se recogen diversas anotaciones de la realidad de su época Finalmente, en las Cartas del viaje de Asturias critica la situación que atraviesa su región natal.
SU Estilo
Su prosa se caracteriza por esa sencillez y una gran claridad, acordes con la intención expositivo argumentativa de los textos utilizó un lenguaje técnico. En
textos se observa cierta subjetividad que anticipa muchas veces el romanticismo.

José de Cadalso.
Su vida está marcada por su condición de militar y por la amplia formación humanística que recibió durante su juventudSu primera obra relevante son las Noches lúgubres. Pero la obra principal de Cadalso son las Cartas marruecas, recoge el intercambio epistolar entre el joven moro Gazel, de visita en España, su maestro Ben
Beley, que se encuentra en Marruecos y el español Nuño Núñez. La estrategia de la obra consiste en presentar la realidad del país desde los ojos de un extranjero.Cadalso defiende la libertad de expresión; critica a los políticos que abusan de su posición social y a los gobernantes que no se preocupan de las necesidades del pueblo.







El teatro constituyó para los ilustrados el objetivo más importante de su reforma, y el que ofrecía, mayores oportunidades para educar al pueblo. Era el espectáculomás popular, y acudía un público entregado y enfervorecido.

Las obras de mayor éxito durante una gran parte del siglo XVIII eran las
comedias y dramas barrocos .Lo más apreciado de estas obras era el espectáculo con apariciones y desapariciones de actores y decorados, movimientos militares en escena, con cuadros de acción en el escenario en los que no faltaba la pólvora.
a partir de los años setenta del siglo, con el apoyo de la Corona y sus representantes, aparecen obras que siguen las normas del teatro neoclásico, que podrían resumirse en la llamada regla de las tres unidades:
• Unidad de acción: sólo sucede una historia sobre el escenario.
• Unidad de lugar: el argumento sucede en un único lugar.
• Unidad de tiempo: la obra debía abarcar el transcurso de un día como máximo.
A estas reglas habría que sumarle la presencia de pocos
Los principales cultivadores del teatro neoclásico fueron una serie de escritores, madrileños en su mayoría.
La tragedia neoclásica representa el puente entre la comedia tradicional española y el drama romántico.
Es un género artificial al amparo de la regla de las tres unidades de las preceptivas neoclásicas. Nicolás
Fernández de Moratín publicó Lucrecia, Hormesinda y Guzmán el Bueno aunque solo llegó a representar la segunda y con poca aceptación del público. Continúa la tragedia con obras como Sancho García de Cadalso o Zoraida de Cienfuegos que siguen a Corneille y Racine como modelos preferidos. Por último hay que
mencionar al dramaturgo Vicente García de la Huerta que cultivó la tragedia, la más conocida de las cuales es Raquel, única tragedia del XVIII que tuvo éxito.
La gran figura del teatro español del siglo de las Luces es Leandro Fernández de Moratín, creador de la comedia moratiniana, en la que ridiculiza los vicios y costumbres de su época, intentando convertir el teatro en un medio didáctico para reformar las costumbres. De las cinco comedias que escribió destacan El viejo y la
niña y El sí de las niñas en las que defiende el derecho de la mujer para elegir libremente al marido.
En La mojigata critica la hipocresía y la falsa piedad. La comedia nueva o El
café es una burla hacia los dramaturgos
Los sainetes son piezas cortas, en verso, cuya acción suele desarrollarse en Madrid, que están protagonizadas con personajes castizos madrileños: manolas, majos, maridos engañados, obreros, hidalgos,
etc.
El escritor más representativo de este tipo de obras es Ramón de la Cruz que escribió más de cuatrocientos sainetes costumbristas. Entre ellos destacan, La pradera de San Isidro, Las tertulias de Madrid, El Rastro por la mañana etc. en los que se limita a retratar la vida callejera madrileña, sin profundizar en caracteres, ni ejecutar ningún tipo de crítica social.