Filosofía de Marx y Nietzsche: Un Estudio Comparativo de sus Ideas Centrales

Karl Marx: Pensamiento Fundamental

El Ser Humano y la Alienación

El ser humano es un ser natural, sujeto de un proceso histórico y social. Para Marx, el trabajo es la característica fundamental del ser humano, ya que, a su vez, nos diferencia de los animales.

El sujeto activo productivo se desposee de la fuerza de su trabajo en el proceso de producción. Este fenómeno puede ser positivo o negativo. El trabajo alienado se produce porque el trabajo se convierte en mercancía, y también a causa de la división del trabajo y la propiedad privada de los medios de producción.

El trabajo se convierte en mercancía debido a la distinción entre la satisfacción de necesidades y el valor de cambio.

Causas de la Alienación en la División del Trabajo:

  • Por la separación de los aspectos manuales e intelectuales del trabajo.
  • Porque el proceso de mecanización provoca que la máquina determine el ritmo del trabajo.
  • Conlleva la existencia de una lucha de clases al estar los medios de producción en manos de una minoría.

Formas de Alienación según Marx:

  1. La alienación económica, que consiste en la supresión de la propiedad privada y la división del trabajo.
  2. La alienación política, en la que los derechos políticos en la sociedad capitalista son meramente formales.
  3. La alienación religiosa, donde los individuos tratan de refugiarse en un mundo imaginario para escapar de la miseria económica.

La Política y la Estructura Social

Para Marx, la realidad social es lo que determina la conciencia de los individuos.

Elementos Fundamentales de la Sociedad:

  1. La estructura económica, que se manifiesta en las relaciones de producción.
  2. La superestructura, que está condicionada por la estructura económica e incluye las ideologías jurídicas y políticas.

Dos Significados de Ideología:

  • Se refiere a las representaciones que los individuos tienen en una época y sociedad determinadas.
  • También es una interpretación falsa de la realidad que beneficia los intereses de la clase dominante.

Según Marx, las fuerzas productivas son el conjunto de medios de producción que la sociedad emplea para obtener los bienes necesarios. Las relaciones de producción son el conjunto de vínculos establecidos entre los individuos en el proceso de producción y trabajo. Se distinguen en:

  1. Relaciones técnicas: basadas en la división del trabajo.
  2. Relaciones sociales: los vínculos entre los individuos.

Marx considera que la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases. En cuanto al capitalismo, este se basa en la propiedad de los medios de producción por parte de la burguesía y la explotación de la clase obrera.

La explotación del proletariado conducirá a una revolución de la clase obrera, que buscará establecer la dictadura del proletariado. Esta fase transitoria preparará el camino para una sociedad utópica sin clases y la ausencia de un Estado.

Esta interpretación de la historia se denomina materialismo histórico, un proceso que tiende a un desenlace emancipador, lo que convierte al marxismo en una filosofía de la historia.

Friedrich Nietzsche: Crítica y Transvaloración

La Crítica a la Ética y la Cultura Occidental

La Crítica a la Cultura Occidental

  • La cultura occidental es racional y dogmática (propia de un dogma, algo incuestionable), y por ello, decadente, pues se opone a los instintos y niega la vida.
  • Esta decadencia es generalizada y afecta a todas las esferas de la cultura: la filosofía, la religión y la moral, siendo estas el objeto de la crítica nietzscheana.
  • La crítica de Nietzsche a todas estas facetas de la cultura humana (su famoso “filosofar a martillazos”) parte de la premisa de que todas ellas emergen del fondo irracional que es la vida, aunque intenten negar o camuflar su origen bajo el manto de la racionalidad.
  • Para desenmascararlas, Nietzsche empleará el análisis psicológico y el método genealógico.
  • La genealogía (valor del origen y origen de los valores) es un método histórico que se pregunta por las experiencias históricas concretas que originaron aquellos valores (como el bien o la verdad) que la cultura considera necesarios e inmutables. Intenta demostrar que son contingentes (pueden o no suceder) y que su origen se halla en la vida débil y resentida.
  • Al aplicar la genealogía, Nietzsche realiza un análisis y una valoración de los valores de la cultura occidental, preguntándose por el sentido y el valor que estos tienen para la vida.

La Crítica a la Moral y a la Religión

¿Qué entendemos por moral?

Desde la visión nietzscheana, la respuesta es doble:

  • Desde la perspectiva de Nietzsche, él sería un inmoralista: la moral consiste en el sometimiento de la vida a unos valores y normas presuntamente trascendentales que, sin embargo, tienen su raíz en la vida misma.

Para sustentar esta tesis, Nietzsche indaga en el origen y evolución de los conceptos morales, descubriendo que su significado no siempre ha sido el que la moral suele recoger (por ejemplo, “bueno” significaba “noble”, “fuerte”).

La moral activa tenía sus valores en la vida misma de los espíritus fuertes y no en un plano trascendente. Con el paso del tiempo, las palabras «bueno» y «malo» se moralizan: los “malos” pasan a llamarse “buenos” y viceversa. Los plebeyos, desde su resentimiento, imponen sus valores sobre los nobles. Así, prácticas que solo tienen sentido entre los débiles triunfan sobre los valores que llevaban consigo la rotunda afirmación de la vida, los cuales ahora son despreciados y valorados de modo negativo.

Triunfa así una moral de la mediocridad y el resentimiento, una moral que niega la vida, el impulso y el sentimiento, y que está en el origen de la decadencia y el nihilismo que caracterizan a Occidente.

¿Cómo fue posible semejante inversión de los valores?

Nietzsche sostiene que se produjo por obra de la casta sacerdotal.

El sacerdote es tanto aristócrata (espíritu creador, que quiere dominar y dar un orden al mundo) como esclavo (niega todo lo que constituye la esencia del mundo sensible). Mediante un ejercicio de astucia, consigue que se declaren como buenos los sentimientos condenados como malos por el aristócrata. Los esclavos no son liberados, sino dominados mediante la propia moral; la antigua moral de señores es suplantada por una moral de esclavos.

Para Nietzsche, esclavo es todo aquel que no es capaz de actuar de forma libre e individual; la moral de esclavos es una moral de rebaño.

Este tipo de moral lleva a la decadencia, a la aniquilación de la voluntad.

Este proceso culmina con el nihilismo.

La Crítica a la Metafísica y a la Voluntad de Verdad

Para Nietzsche, la metafísica es un producto moral.

La moral dicta unos valores que son los que configuran nuestras teorías acerca de la realidad.

Puesto que la moral de esclavos ha sido dominante en la cultura occidental, esta no ha podido dejar de reflejar su especial valoración del mundo, que implica negar la vida (desprecio del mundo sensible).

Nietzsche proyecta su filosofía como una inversión del platonismo. Cuestionará la división que hizo Platón por sus efectos nefastos para la vida, defenderá una concepción del ser que recupere el dinamismo de la vida e intentará que el cambio, la eternidad, el ser y el devenir vayan de la mano en el mundo de la vida. Las categorías de voluntad de poder y de eterno retorno de lo mismo le permitirán obrar esta síntesis.

Nietzsche somete a crítica la idea de verdad en un pequeño opúsculo, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. En él, defiende una concepción metafórica del lenguaje: según el autor, el lenguaje socialmente establecido, con sus reglas gramaticales y su función representativa de la realidad, nace como una cristalización arbitraria de un sistema de metáforas que, inventado libremente, se impuso luego como el único modo públicamente válido de describir el mundo.

La sociedad surge cuando un sistema de metáforas se impone sobre los otros y se convierte en el modo públicamente prescrito y aceptado de señalar metafóricamente las cosas, lo que Nietzsche denomina mentir.

El resto de sistemas metafóricos quedan reducidos al nivel de la «poesía»: son mentiras que sí son reconocidas como tales.

Nietzsche quiere mostrarnos que este juego del lenguaje socialmente regulado no es más que una forma de mentira con carácter vinculante (desenmascara a la verdad como un modo más de engañar, y acusa a aquellos que dicen buscar la verdad de engañarse a sí mismos); que detrás de ella está la capacidad creativa de la voluntad humana.

En la voluntad de verdad, Nietzsche reconoce otro avatar de la decadencia vital de Occidente. Juzgando la voluntad de verdad desde la visión de la vida, esta no puede tener un valor intrínseco, pues todo valor emana de la vida.

La postura de Nietzsche nos ofrecerá una visión de la verdad como perspectiva: para cada individuo es verdadero lo que aumenta su voluntad, lo que hace que la vida se expanda.

Nietzsche afirma: «No hay hechos, sino interpretaciones de hechos».

Problema: ¿No estaría Nietzsche arruinando toda pretensión de validez objetiva para su propia filosofía?

Respuesta de Nietzsche: Su filosofía se somete a un radical imperativo de veracidad.

Para Nietzsche:

  • La oposición fundamental no sería entre verdad y error, sino entre una verdad que implica un riesgo para el sujeto y una mentira concebida como autoengaño.
  • Ser veraz u honesto con uno mismo y con los demás conlleva que la verdad de lo que se dice pueda deducirse de la conducta y de la forma en la que uno vive.

El Nihilismo y la Muerte de Dios

El resentimiento contra lo sensible invierte el orden valorativo de la «realidad», creando un planteamiento moral, una forma de estar en el mundo, que es intrínsecamente nihilista (negación). Esto desvaloriza nuestra realidad más inmediata y traslada todo el valor a un plano irreal y ficticio.

Tipos de Nihilismo según Nietzsche:
  • Nihilismo negativo: Es la lógica misma de la historia europea, que es la historia de una decadencia que arranca con la disolución del equilibrio entre lo apolíneo y lo dionisíaco, el devenir y el ser, la vida y la forma.
  • Los valores que crea la cultura europea son «falsos valores», expresiones de una «voluntad de nada».
  • Nihilismo reactivo (encarnado por Schopenhauer): Entona el canto de cisne del ideal de un horizonte de sentido para la existencia.
  • Nihilismo pasivo (del último hombre): Se ha desprendido de los valores tradicionales, pero todavía no es capaz de crear valores nuevos, y cuya existencia transcurre mezquinamente centrada en su autoconservación y en la búsqueda de su «pequeña felicidad».

El nihilismo solo será completo cuando el último hombre sea superado por el superhombre: la muerte de Dios.

La Filosofía del Mediodía y la Transvaloración de los Valores

Nietzsche asume la tarea de una transvaloración de todos los valores: la organización de un nuevo sistema conceptual que no implique una desvalorización del mundo sensible ni de la voluntad del ser humano, y que supere, por tanto, el nihilismo contemporáneo.

La «filosofía del mediodía» (filosofía positiva) aparece sobre todo en Así habló Zaratustra. Es la primera en dar una interpretación moral del mundo, elevando «bueno» y «malo» al rango de categorías metafísicas.

Nietzsche sostiene que la superación del nihilismo solo podrá llegar mediante su propia radicalización: hay que llevarlo hasta sus últimas consecuencias para que se agote por sí mismo. Él contribuye a esto con su filosofía crítica (que quiere derribar lo que aún está en pie de los valores tradicionales).

En cambio, su filosofía positiva es un intento de constituir un nuevo sistema de valores y de describir al tipo humano capaz de asumirlos: el superhombre.

La Voluntad de Poder

Sin el concepto de voluntad de poder, la filosofía afirmativa de Nietzsche no se entendería.

Es el trasfondo de su filosofía crítica, pues para Nietzsche la vida es, en esencia, voluntad de poder.

Nietzsche afirma:

  • Toda voluntad es compleja y plural, una suma de fuerzas múltiples que solo adquiere una ilusoria unidad a través del fetichismo lingüístico y de la voluntad filosófica de generalizar.
  • No existe una voluntad individual.
¿Qué quiere la voluntad de poder?

Respuesta: Quiere su propio querer; es una «voluntad de autoafirmación».

El Eterno Retorno de lo Mismo

El eterno retorno de lo mismo es la segunda gran idea de la filosofía positiva de Nietzsche.

En un sentido ontológico, esta doctrina apunta a que nunca ha existido una primera vez (un origen) y que nunca habrá una última vez (un fin de la historia).

Su consecuencia moral es la afirmación absoluta de la voluntad humana.

En un sentido cosmológico, la hipótesis del eterno retorno consiste en lo siguiente: eliminada la hipótesis de la creación del mundo, un mundo finito que se desenvuelve en un tiempo infinito no podrá sino repetir todos los estados de cosas posibles que ya se han dado, y no solo una vez, sino infinitas veces.

Esta tesis introduce una concepción dinámica del ser, una síntesis de ser y devenir: cada instante, en tanto que es eterno, tiene las características de la concepción tradicional del ser, pero en tanto que las cosas pasan y retornan, el ser es dinámico, es devenir.

El sentido más profundo de esta doctrina ha de buscarse en sus implicaciones éticas.

Esta idea divide a la humanidad en dos tipos:
  • Aquellos que son capaces de decir sí a la vida se sentirán transportados a un mundo más pleno, pues, si cada instante es eterno, su afirmación se multiplica infinitamente.
  • Aquellos para quienes este mundo no es más que fuente de dolor, algo despreciable, con la idea del eterno retorno sentirán caer sobre sí mismos «la carga más pesada».
El Superhombre

El advenimiento del superhombre es anunciado por Zaratustra, quien afirma que «el hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre». Su llegada se producirá tras tres transformaciones del espíritu:

  1. El camello: simboliza al hombre que vive bajo la pesada carga de la moral y de la religión, y que obedece sumiso al mandato imperativo.
  2. El león: representa el tipo humano que se rebela contra el «¡Tú debes!» y se emancipa de los valores religiosos tradicionales que coartan su libertad, aunque todavía se ve impedido para afirmar su propio querer.
  3. El niño: es el tipo humano capaz de decir «¡Yo quiero!» y afirmar su voluntad con todas sus consecuencias. Es el verdadero creador.