Comparación Nietzsche y marxy

COMPARACIÓN ENTRE Marx Y Nietzsche (TEMA I)

Hay evidentes puntos de contacto entre el concepto de alienación de Marx y la crítica de Nietzsche a la cultura occidental. Ambos están influidos por Feuerbach, aunque la desarrollan de un modo diferente. Alienación significa despojarse de lo que uno le pertenece. Feuerbach la entiende como alienación religiosa, explica la tendencia de creer en Dios como la necesidad del ser humano de conocerse a sí mismo. Una manera de hacerlo es proyectar fuera de sí las carácterísticas principales de su esencia humana: la verdad, la bondad, la justicia, el poder. Atribuye esas cualidades a un ser distinto al que llama Dios, que sería el homólogo de lo que el hombre es/puede llegar a ser. Así que no es Dios quien ha creado al hombre sino al revés. Pero entonces el hombre queda alienado y para superarlo hay que negar a Dios y recuperar esas cualidades para el hombre.

Marx reconoce que la religión es una forma de alienación, pero ello es debido a la alienación económica. Desde la aparición de la propiedad privada se pueden diferenciar 2 clases sociales, los que poseen los medios de producción y los que poseen su fuerza de trabajo. Esto hace que el trabajador no se reconozca en el producto, ya que no es dueño de él, y se aliena. Esta alienación también es social y se extiende a aquellos con los que trabaja, que son vistos como competidores, y crea tensión con la clase opuesta, debido a sus intereses contrarios.

La religión, y también la filosofía son construcciones teóricas que enmascaran la alienación en el trabajo. En especial la religión con su promesa de justicia y felicidad en la otra vida (“el opio del pueblo”). Ayuda al hombre a soportar con resignación esa situación alienante, le adormece y le impide luchar por cambiar las cosas.

Nietzsche no comparte el punto de vista economicista de Marx, pero coincide con él en juzgar la religión judeo-cristiana y la filosofía occidental como un invento de unos pocos con el propósito de controlar y dominar a otros seres humanos. En el caso de Nietzsche quienes “inventan” el concepto de una verdad y un bien objetivo, fundamentados en la existencia de Dios, son los débiles, que no aceptan la vida tal y como es (caótica, imprevisible, irracional) y buscan limitar el poder de los fuertes. Surgen así dos tipos de moral: la moral de los señores y la moral de los esclavos. La primera es la de los fuertes, la de los que no temen usar su poder en beneficio propio. En la moral de los esclavos los valores que se ensalzan son la humildad, la compasión por el débil…, buscando el bien común por encima del individual. 

En definitiva la religión y la moral son una artimaña de una casta sacerdotal para iniciarse y perpetuarse en el poder.

Vemos que ambos autores coinciden al considerar la filosofía y la religión como un instrumento de sometimiento de unos por otros, como una gran mentira que impide al hombre llegar a desarrollarse en plenitud y le hace ser menos de lo que es. También coinciden al considerar que la religión y la moral surgen como consecuencia de las condiciones materiales de vida: la explotación, el miedo. Pero discrepan sobre cómo superar esa situación. Para Marx será por medio de una gran revolución social que tiene lugar cuando el proletariado cobre conciencia de la situación de explotación y de su potencial revolucionario y para Nietzsche se dará de forma individual, cuando cada hombre sea capaz de sustituir los valores morales tradicionales por otros nuevos. Esa transmutación de valores será posible tras declarar la muerte de Dios. Así todos los valores judeo-cristianos serán sustituidos por la exaltación de lo material, lo subjetivo, lo instintivo.


COMPARACIÓN ENTRE Marx Y Nietzsche ( TEMA II)

La filosofía de Marx y la de Nietzsche comparten ciertos planteamientos filosóficos materialismo, aunque también existen importantes diferencias entre ellos. Estos dos autores, junto a Freud, son considerados como “los filósofos de la sospecha”, ya que buena parte de su pensamiento está destinada a desenmascarar los intereses ocultos tanto de los sistemas teóricos como de la actividad intelectual misma. Si bien esos intereses ocultos son distintos en el caso de Marx y Nietzsche, ambos coinciden en su crítica a la cultura de su tiempo por considerarla encubridora de una situación que limita al hombre. A pesar de estar de acuerdo en su visión negativa de la religión, la moral y la filosofía, las diferencias entre estos dos pensadores son notables en varios puntos. 

Uno de ellos es su distinta concepción de la naturaleza y del ser humano. Para Nietzsche, la naturaleza es irracionalidad y caos. Para Marx la naturaleza se rige por unas leyes dialécticas inexorables. Sin embargo, ambos asumen la concepción evolucionista de Darwin, según la cual procedemos por la evolución de la naturaleza. Con respecto a la antropología, Marx cree que la esencia del ser humano es el trabajo, a través del cual el hombre se relaciona con la naturaleza y con otros hombres. Pero para Nietzsche la esencia del hombre es la voluntad de poder, el deseo de ir siempre a más. El ser humano actual es un puente entre el animal y el superhombre. Debe sufrir una última transformación del espíritu para convertirse en superhombre. 

Otra importante diferencia es su concepto de la historia. Para Nietzsche la naturaleza y la historia son un presente absoluto sin finalidad, un “eterno retorno”. Todo lo ocurrido volverá a ocurrir infinitas veces. Para Marx, sin embargo, la historia evoluciona de manera dialéctica hacia el establecimiento de una sociedad comunista sin clases. Mientras que en Nietzsche la concepción del tiempo es cíclica, en Marx la concepción del tiempo es lineal y progresiva. La historia tiene un final, la sociedad comunista: sin propiedad privada, sin clases sociales, sin estado, sin enfrentamientos entre los hombres. Nietzsche considera que este planteamiento de Marx tiene todavía demasiado parecido con el concepto cristiano del cielo. Según él, no hay fases en la historia y ésta no se rige por los tres momentos de la dialéctica: tesis, antítesis, síntesis, como creía Marx. Esperar que llegue la sociedad comunista es una forma de autoengaño ante la falta de sentido (Nihilismo). Esta no es la única crítica que realiza al marxismo, pues él defiende la moral aristocrática del superhombre y critica todo intento de igualar a los seres humanos desde el socialismo, al que considera también un ejemplo de la moral de esclavos. La igualdad, la desaparición de las diferencias de clase es, sin embargo, un punto central en la futura sociedad comunista que defiende Marx.

En el “materialismo histórico” de Marx, los cambios políticos/sociales se producen a partir de los cambios que se dan en los modos de producción de la sociedad. Estos cambios ocurren necesariamente dependiendo de la voluntad de los individuos. En realidad, para Marx la clase social está por encima del individuo. Nietzsche rechaza este planteamiento marxista, dentro del cual hay poco espacio para la libertad y creatividad del individuo. Frente a esto, Nietzsche afirma que por encima del grupo social está el ser humano particular y concreto, llamado a desarrollar al máximo todas sus capacidades, al margen de las imposiciones de la sociedad. El concepto mismo de lucha de clases parece sugerir al ser humano que ha sacrificarse a favor de la marcha de la historia. La idea de sacrificio de la individualidad carece de sentido en una filosofía como la de Nietzsche. Otra vez aquí detecta Nietzsche que el marxismo no se ha separado completamente de los valores cristianismo. Tanto el burgués como el socialista, denuncia Nietzsche, son hipócritas, porque aun habiendo quitado a Dios de en medio se empeñan en mantener los valores cristianos (igualdad, fraternidad) que solo el concepto de Dios puede sostener.