El Modernismo: La Búsqueda de la Belleza y la Renovación Artística

El Modernismo

El modernismo es un movimiento de renovación artística y literaria donde convivió el deseo de recuperar la tradición autóctona con el intento de elaborar una cultura refinada y cosmopolita. Su objetivo fundamental era la búsqueda de la belleza (el arte por el arte) y se desarrolló entre 1888 (publicación de Azul…) y 1914 aproximadamente.

Nació en Hispanoamérica (con precursores como el gran poeta cubano José Martí), en los países que se habían independizado de España o estaban en proceso y tuvo como principal autor a Rubén Darío, quien usó el término modernista para referirse a las nuevas tendencias surgidas del inconformismo con el mundo y el desdén contra el Realismo.

La crisis del 98 provocó un rechazo hacia la tradición literaria española, por lo que este movimiento recibió principalmente influencias de dos corrientes francesas: del Parnasianismo (Leconte de Lisle) que hacía referencia a la mitología clásica, al exotismo y además buscaba la perfección formal; y el Simbolismo (Baudelaire y Las flores del mal) que buscaba el sentido oculto y misterioso de la vida a través de símbolos (intimismo). Además, el París de finales del siglo XIX se convirtió en un referente indiscutible para los poetas hispanoamericanos que también se vieron influidos por el impresionismo, el decadentismo, el malditismo y la bohemia.

A pesar de este distanciamiento, al Modernismo le interesa Bécquer y el Mester de Clerecía, por lo que se utilizan formas métricas tradicionales como el alejandrino, el dodecasílabo, el eneasílabo, el octosílabo y el endecasílabo. En este sentido, Schulman dijo: “El Modernismo es un arte sincrético en el que se entrelazan armónicamente tres corrientes: una extranjerizante (parnasianismo y simbolismo), otra americana (literaturas tradicionales y auténticas) y la tercera hispánica (Bécquer, Clerecía…)”.

CARACTERÍSTICAS

Este movimiento presenta rasgos románticos opuestos al realismo anterior. El nuevo objetivo es la creación de obras que transmitan una belleza suprema ante la fealdad del mundo y la mediocridad burguesa. Los autores buscan el cosmopolitismo de ciudades como París, donde tenían su residencia elegantes élites artísticas, y la sensualidad de las pasiones ocultas tras la moral imperante.

Se presentan personajes enfrentados a la vulgaridad burguesa que valoran la elegancia aristocrática del dandi o el radicalismo de los bohemios, por último recurren a la evasión mediante escenarios exóticos ambientados en lugares lejanos y en un pasado legendario (antiguas civilizaciones, mitología clásica, héroes medievales), en los que hay cisnes, jardines, pavos reales, palacios, princesas, animales hermosos y seres mitológicos, elevados a la categoría de símbolos en esta poesía elitista e idealista. En su versión española (Antonio Machado, Juan R. Jiménez) estos elementos derivan hacia ambientes otoñales y melancólicos.

Su estilo busca la belleza sensorial mediante el cromatismo (sinestesias, imágenes sugerentes), la musicalidad (aliteraciones sorprendentes, combinación de metros tradicionales junto nuevas formas métricas -poema en prosa y verso libre-, la acentuación de la esdrújula), el uso de cultismos junto a palabras extranjeras y la utilización de símbolos. El poema “Sonatina” de Rubén Darío es, sin duda, uno de los ejemplos más completos del estilo modernista.

Rubén Darío

El nicaragüense Rubén Darío es el padre del Modernismo literario y sus viajes a España en 1892 y 1898 acercaron este nuevo arte a los escritores españoles. La publicación en 1888 de su libro de cuentos y poemas Azul… otorga a la vez a este movimiento una fecha fundacional y un emblema, por su combinación genial de preciosismo y crítica al mundo burgués; en Prosas profanas (1896) empieza a percibirse un cambio hacia motivos más íntimos, que culminará en Cantos de vida y esperanza (1905), poemario más reflexivo y de angustia constante con temas como la defensa de la hispanidad o la juventud perdida (“Juventud, divino tesoro” pertenece al poema “Canción de otoño en primavera”). “Lo fatal” es el máximo ejemplo de esta evolución en la poesía de R.D. de lo bello a lo más íntimo, profundo y doloroso (“No hay dolor más grande que el dolor de ser vivo”).

Modernismo en España

Las visitas de Darío a España (1892 y 1898/1900) lo convirtieron en un maestro para jóvenes poetas como los hermanos Machado, Valle-Inclán o Juan Ramón Jiménez. El Modernismo español está caracterizado por su individualidad (cada autor le da un tono propio) y su escasa duración (en su madurez adoptan otros estilos).

A. LA POESÍA

La etapa modernista de Juan Ramón Jiménez se reduce a su etapa sensitiva de Arias tristes y Jardines lejanos que son reflejo de una sensibilidad romántica expresada con gran perfección formal y musicalidad. Su popular Platero y yo también se considera un ejemplo de prosa poética modernista.

Por su parte, Antonio Machado renunció a las excentricidades, gestos de rebeldía, cosmopolitismo, provocación y casi a todo el decorado de los poemas del modernismo más exaltado y su preocupación por España lo alejó enseguida de los atardeceres melancólicos, los sueños y los caminos interiores de sus Soledades (los símbolos más frecuentes del libro son: la fuente, la tarde, el espejo, el sueño, el camino…)(1903), igual que hizo Valle-Inclán. Ambos se centraron en el tema de España, propio de la Generación del 98. Machado en Campos de Castilla y Valle en toda su dramaturgia posterior (Luces de Bohemia). Mención aparte merece Manuel Machado, poeta inclasificable y ajeno a las preocupaciones del 98, que se sumergió pronto en el ambiente bohemio de Madrid y tras compartir piso con Darío en París publicó Alma, poemario con el que trasvasó el modernismo al folclore y a la religiosidad.

B. LA PROSA

Valle-Inclán representa la cumbre de la prosa modernista con sus cuatro Sonatas (Primavera, Otoño, Invierno y Estío), memorias de prosa poética en las que el marqués de Bradormín (“feo, católico y sentimental”) relata melancólicamente episodios de su vida en un ambiente de lujo y decadencia. Está presente el rechazo de la moral burguesa, sentido vulgar y materialista de la vida, una actitud aristocratizante y de provocación al narrar sus aventuras amorosas, con morbosidad y sacrilegio.

C. EL TEATRO

Aunque en el Modernismo predomina el género lírico, no podemos olvidar a dramaturgos como Francisco Villaespesa (El alcázar de las perlas) o Eduardo Marquina (En Flandes se ha puesto el sol) que utilizaron los temas medievales españoles con una dramaturgia estilizada, melancólica y un lenguaje muy poético, frente a la comedia burguesa tan aclamada por el gran público.

CONCLUSIÓN

En definitiva, el Modernismo persigue la creación de un mundo ideal para afrontar la mediocridad burguesa. El propio R. Darío afirmó: “Veréis en mis versos princesas, reyes, cosas imperiales, visiones de paisajes lejanos: ¡qué queréis!, yo detesto la vida y el tiempo que me tocó nacer”.