España 1930-1939: Del Fin de la Dictadura a la Guerra Civil

Ejemplo de Comentario de Texto Histórico

Este texto es un manifiesto escrito durante la dictadura de Primo de Rivera, específicamente en 1930, por parte del comité revolucionario.

Clasificación del Texto

Se trata de una fuente primaria, al ser contemporáneo a los hechos que narra, es decir, pertenece al periodo final de la dictadura de Primo de Rivera.

Además, es una fuente de carácter público y colectivo, ya que es un manifiesto dirigido al pueblo español.

Por su naturaleza, es un texto político (un manifiesto), con un claro carácter político-social, al abordar temas de ambos ámbitos.

Análisis de Ideas

La idea principal del texto es justificar el levantamiento revolucionario contra la monarquía y la dictadura, proponiendo la instauración de la República como única vía para alcanzar la justicia social y la soberanía nacional. Esta idea se ve reflejada en la cita: “Venimos a derribar la fortaleza en que se ha encastillado el poder personal, a meter la monarquía en los archivos de la historia y a establecer la República sobre la base de la soberanía nacional respetada en una asamblea constituyente”.

Las ideas secundarias incluyen, entre otras:

  • La denuncia de la manipulación de las instituciones.
  • La crítica al caciquismo.
  • La exigencia de igualdad económica y justicia social.

Contexto Histórico: 1930

El manifiesto se enmarca en el contexto histórico de finales de la dictadura de Primo de Rivera y la profunda crisis del sistema monárquico en España. En 1930, el país se encontraba sumido en un gran descontento social y político. La dictadura, instaurada en 1923 con el apoyo del rey Alfonso XIII, había colapsado debido a la pérdida de respaldo tanto de la sociedad como del Ejército. La crisis económica mundial de 1929, el aumento del desempleo, la represión política y la falta de libertades intensificaron el rechazo al régimen.

Tras la dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930, Alfonso XIII intentó mantener la monarquía mediante la designación de gobiernos conservadores, como el de Dámaso Berenguer (conocido como la “dictablanda”) y posteriormente el de Juan Bautista Aznar. Sin embargo, la oposición republicana, socialista y anarquista se fortaleció, reclamando el fin de la monarquía y la instauración de la República.

En este contexto, el manifiesto del comité revolucionario expresaba el sentimiento de gran parte de la sociedad, que veía la monarquía como un sistema corrupto y opresor. El documento denunciaba la falta de justicia, la represión de las libertades y la manipulación de las instituciones por parte del régimen monárquico. Además, llamaba a la insurrección para derrocar al rey y establecer una República basada en la soberanía nacional y la justicia social.

Este ambiente de creciente oposición desembocó en el Pacto de San Sebastián (agosto de 1930), un acuerdo entre diversas fuerzas republicanas, nacionalistas catalanas y socialistas para coordinar la transición hacia un régimen republicano. Finalmente, las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 demostraron el rechazo mayoritario a la monarquía en las grandes ciudades, lo que llevó a la proclamación de la Segunda República el 14 de abril, marcando el fin del reinado de Alfonso XIII y el inicio de una nueva etapa en la historia de España.

Contexto Histórico: Constitución de 1931

La Constitución de 1931 responde al contexto de transformación política y social que vivía España tras la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931. La caída de la monarquía de Alfonso XIII fue resultado del descontento popular, el fracaso de la dictadura de Primo de Rivera y el triunfo de las candidaturas republicano-socialistas en las elecciones municipales de abril de ese año.

El nuevo régimen republicano, liderado inicialmente por un Gobierno Provisional, buscaba modernizar el país mediante reformas profundas en diversos ámbitos: democratización del sistema político, secularización del Estado, reconocimiento de derechos sociales y laborales, reforma agraria, así como la descentralización territorial. La Constitución de 1931 fue el marco legal que consolidó estos cambios, estableciendo una República democrática de trabajadores de toda clase, laica, basada en la soberanía popular y la igualdad de derechos.

El debate constitucional en las Cortes Constituyentes reflejó las tensiones entre los sectores progresistas (republicanos de izquierda, socialistas) y los más moderados o conservadores (republicanos radicales, derecha agraria). La aprobación de artículos clave como el sufragio femenino, la separación radical entre Iglesia y Estado (incluyendo la disolución de órdenes religiosas como la Compañía de Jesús y la prohibición de dedicarse a la enseñanza), la educación laica y el reconocimiento de autonomías territoriales (Estatuto de Cataluña) generaron profundas divisiones en la sociedad española.

A pesar de ello, el texto constitucional se convirtió en la base legal del nuevo régimen y sentó las bases para una profunda transformación de España. Sin embargo, la fuerte oposición de sectores conservadores, la Iglesia Católica, parte del Ejército y los grandes terratenientes evidenciaba los graves conflictos sociales y políticos que marcarían el difícil desarrollo y el trágico final de la Segunda República.

Contexto Histórico: Las Cuatro Fases de la Guerra Civil Española

La Guerra Civil Española (1936-1939) fue el resultado del profundo conflicto político, social, económico e ideológico que atravesaba España, exacerbado desde la proclamación de la Segunda República en 1931. Las reformas impulsadas por el régimen republicano (agraria, militar, religiosa, territorial) generaron una fuerte polarización entre las fuerzas progresistas (republicanos, socialistas, comunistas, anarquistas), que defendían el cambio social y político, y las fuerzas conservadoras y reaccionarias (monárquicos, CEDA, Falange, carlistas, gran parte del Ejército y la Iglesia), que temían la pérdida de sus privilegios y el desorden social.

El golpe de Estado del 17 y 18 de julio de 1936, dirigido por un grupo de militares sublevados (Mola, Franco, Sanjurjo, Goded, Fanjul) contra el gobierno del Frente Popular, no logró triunfar de forma inmediata en todo el país, fracasando en ciudades clave como Madrid, Barcelona o Valencia. Esto dividió a España en dos zonas irreconciliables: la zona republicana, leal al gobierno constitucional, y la zona sublevada, que aspiraba a instaurar un nuevo régimen autoritario. A partir de este momento, el conflicto derivó en una cruenta guerra civil que evolucionó, a grandes rasgos, en cuatro fases principales:

  1. Guerra de Columnas y Batalla de Madrid (julio 1936 – marzo 1937)

    Los sublevados avanzaron rápidamente desde el sur (Ejército de África) y el norte, pero la resistencia popular y de las milicias, especialmente en Madrid (“¡No pasarán!”), impidió una victoria rápida. Internacionalización temprana del conflicto con la ayuda alemana e italiana a los sublevados y la soviética y de las Brigadas Internacionales a la República.

  2. La Caída del Norte (abril 1937 – noviembre 1937)

    Tras el fracaso en Madrid, los sublevados concentraron sus esfuerzos en la franja cantábrica republicana. Con superioridad aérea y material, conquistaron Vizcaya (bombardeo de Guernica), Santander y Asturias. La República intentó ofensivas de distracción (Brunete, Belchite) sin éxito decisivo.

  3. Del Avance hacia el Mediterráneo a la Batalla del Ebro (diciembre 1937 – noviembre 1938)

    Los sublevados lanzaron una ofensiva en Aragón, llegando al Mediterráneo en Vinaroz y dividiendo la zona republicana en dos. La República contraatacó con la Batalla de Teruel (inicialmente exitosa pero finalmente perdida) y la gran ofensiva de la Batalla del Ebro, el enfrentamiento más largo y sangriento de la guerra, que agotó la capacidad militar republicana.

  4. La Ofensiva de Cataluña y el Final de la Guerra (diciembre 1938 – abril 1939)

    Tras la derrota en el Ebro, el ejército franquista lanzó la ofensiva final sobre Cataluña, que cayó en febrero de 1939, provocando un éxodo masivo de refugiados a Francia. La República quedó reducida a la zona centro-sur. Las divisiones internas en el bando republicano (golpe de Casado) y el avance imparable de las tropas franquistas llevaron a la rendición final. Madrid cayó el 28 de marzo y la guerra terminó oficialmente el 1 de abril de 1939 con la victoria del bando sublevado liderado por Franco.

La Guerra Civil dejó un saldo devastador de muertos, exiliados y profundas heridas en la sociedad española, dando paso a la larga dictadura franquista, que se mantendría en el poder hasta la muerte del dictador en 1975.