Materialismo Histórico: Fundamentos y Propuestas de Marx
El **materialismo histórico**, propuesto por **Marx**, es una teoría historiográfica que rompe con la visión hegeliana de la historia, en la que la Idea se desarrolla dialécticamente. Marx, en cambio, sostiene que la historia debe **analizarse** desde la perspectiva de la **materia**, no de la Idea. Según Marx, el **materialismo burgués** considera al ser humano como un ser pasivo, olvidando que el único sujeto de la historia es el **ser humano activo**. En su teoría, Marx subraya que las relaciones entre individuos son naturales y fundamentales, ya que a través del **trabajo** y la **producción social**, los seres humanos satisfacen sus necesidades materiales. Estas relaciones forman la base de la **ideología** y la **estructura política del Estado**, que Marx denomina “**superestructura**”. El materialismo histórico contrasta con los tipos de idealismo que priorizan las ideas, como el idealismo filosófico, que considera que las relaciones humanas son principalmente ideológicas, y el idealismo conservador, que ve la historia como algo inmutable. Para Marx, la historia humana está condicionada por las **relaciones productivas**, no por el espíritu. La **conciencia humana** y la **cultura** son productos derivados de las condiciones sociales y no determinan, sino que son determinadas por, las estructuras económicas. La sociedad comunista. Marx propuso una transición hacia la **sociedad comunista** mediante la **dictadura del proletariado**, un período en el que la clase trabajadora asumiría el poder para destruir la **propiedad burguesa** y eliminar el **capitalismo**. Durante esta fase, el **Partido de los Trabajadores** tomaría el control del Estado y transferiría los **medios de producción** a los trabajadores. Sin embargo, Marx enfatizó que la dictadura del proletariado debía desmantelar las estructuras del poder del Estado, como los parlamentos, la burocracia y los ejércitos, sin sustituirlas por nuevas formas de sometimiento. El objetivo era evitar que el poder del Estado siguiera siendo una herramienta de opresión. En esta nueva etapa, la **democracia real** se manifestaría en las fábricas, donde los trabajadores elegirían y destituirían a quienes desempeñaran tareas en las asambleas, asegurando una participación directa y equitativa. Marx no consideraba al Estado como una entidad con principios y funciones propias, sino como una estructura creada para organizar el **mercado** y la **producción** en una sociedad capitalista. El **comunismo**, para Marx, solo se alcanzaría cuando la sociedad lograra superar las **clases sociales**, lo que permitiría que el desarrollo libre de cada individuo fuera la base para el progreso de toda la sociedad.
Corrientes e Interpretaciones del Marxismo
El **marxismo** ha dado lugar a diversas interpretaciones filosóficas, con diferentes enfoques sobre su relevancia y objetivos. Según algunos, Marx representa la **lucha de clases**, cuyo fin es reducir la subordinación y esclavitud de los seres humanos en una sociedad capitalista. Otros, como **Althusser**, consideran que el marxismo no es un humanismo, sino una forma científica de entender la realidad social y política, basada en el **materialismo dialéctico**. Althusser intentó reformular el marxismo para situarlo dentro de un marco estructural similar al de otras ciencias, interpretándolo como un método de **análisis riguroso**. Además de la interpretación ortodoxa, existen otras corrientes, como la representada por **Lukács**, **Bloch** y **Schaff**, que han ofrecido una interpretación más humanista de Marx. Estas críticas incluyen que el ser humano no es solo un productor, que las **fuerzas de producción** se han convertido en ideologías, y que la **lucha de clases** es demasiado simplista en una sociedad actual más compleja. También se ha cuestionado la visión de Marx sobre la **religión**, argumentando que su **ateísmo** carece de fundamento, ya que las religiones no han desaparecido y han adoptado roles más diversos, como en la **teología de la liberación**.
La Crítica de Nietzsche al Cristianismo y la Moral
**Nietzsche** critica al **cristianismo**, considerando que su origen se encuentra en el miedo, la angustia y la impotencia humana. La **religión**, según él, nunca ha buscado la verdad, sino que ha caído en los mismos errores de la **metafísica**, creando un mundo ideal y sobrenatural desconectado de la realidad. El cristianismo, al rechazar los valores dionisíacos de la antigüedad clásica, inventó un mundo ideal, alejando a las personas de la vida real. Para Nietzsche, el cristianismo es un **platonismo popular**, una moral vulgar adecuada para personas débiles y esclavas. La religión, al proponer valores como humildad, mansedumbre, obediencia y sacrificio, va en contra de los impulsos vitales más elementales. En *El Anticristo*, Nietzsche expone duras críticas, señalando que la religión representa una revuelta del pueblo llano contra los poderosos, impidiendo que los seres humanos desarrollen las cualidades necesarias para su **superación personal**. Nietzsche ataca la **moral cristiana** por despreciar los deseos del cuerpo, las pasiones y los impulsos naturales. Para él, el mayor acontecimiento histórico es la “**muerte de Dios**”, que abre las puertas al desarrollo pleno del ser humano. Al abandonar el más allá, el ser humano se enfoca finalmente en el mundo real, rechazando la **tradición metafísica de Occidente**, que desvaloriza lo terreno y lo **corpóreo**.
La Alienación Económica en la Filosofía de Marx
Para **Karl Marx**, la forma más profunda de **alienación** es la **económica**, específicamente la que se produce en el ámbito del **trabajo**. A diferencia de la tradición filosófica occidental que priorizaba la razón, Marx consideraba que lo que realmente define al ser humano es su capacidad de **producir**, su **trabajo**. El ser humano se expresa y se proyecta en los productos que elabora, dejando en ellos parte de su energía, creatividad e identidad. Sin embargo, cuando el producto se convierte en propiedad de otro, el dueño de los **medios de producción**, se genera una ruptura entre el trabajador y su obra. El trabajador ya no se ve reflejado en el producto, que pasa a ser ajeno, y con ello se produce la alienación. Bajo el sistema de **propiedad privada**, los frutos del trabajo no benefician al trabajador ni a la sociedad en su conjunto, sino a una minoría que se enriquece a costa de los demás. Esta situación, según Marx, va contra la naturaleza humana y es consecuencia del modo de organización de la producción. La alienación se da, por tanto, tanto frente al producto como frente al empleador, al que el trabajador vende su fuerza vital, despojándose de su propia humanidad.
La Alienación Religiosa: Marx y el “Opio del Pueblo”
Para **Karl Marx**, la **alienación religiosa** es la forma más representativa de **enajenación humana**, ya que revela cómo la conciencia del ser humano se construye a partir de contradicciones sociales profundas. Marx sostenía que la **religión** impone una separación entre el mundo real y un mundo ideal prometido, lo cual lleva al individuo a proyectarse fuera de su existencia concreta y a buscar una **salvación ficticia**. Esta separación, según él, impide al ser humano tomar el control de su vida y transformar la realidad en la que vive. Además, la religión cumple una función social clave: es utilizada por las **clases dominantes** como herramienta de **control ideológico** para mantener a los oprimidos en la obediencia y la pasividad. Por eso Marx afirmó que la religión es “**el opio del pueblo**”, ya que alivia el sufrimiento sin resolver sus causas. La religión promueve sentimientos de docilidad y dependencia hacia un ser supremo que juzga y otorga salvación, alejando al individuo de su cuerpo, deseos y acción. La Iglesia canaliza esta alienación al dirigir la voluntad humana hacia una justicia celestial. Por ello, mientras el ser humano permanezca bajo el amparo religioso, no podrá alcanzar una auténtica liberación ni transformar su condición social.
Friedrich Nietzsche: Crítica a la Razón y Propuesta Vitalista
**Friedrich Nietzsche** (1844-1900) fue un filósofo que rompió con los **valores racionalistas tradicionales de Occidente**, denunciando el lenguaje lógico y los modelos de pensamiento que negaban el **devenir constante del mundo**. Influenciado por **Darwin**, recuperó la noción de **cambio y evolución**, desafiando la tradición filosófica desde **Platón**, que había impuesto un **dualismo** entre un mundo verdadero e inmutable y el mundo real, lleno de luchas y sufrimiento. Para Nietzsche, esta construcción **metafísica** era una vía de escape de los seres humanos “débiles”, enfermos y decadentes, que rechazaban la vida. Por eso, combatió la **moral tradicional**, sustentada en valores metafísicos, apoyándose en una visión naturalista del mundo que no necesitaba recurrir a lo trascendente. Nietzsche propuso una nueva **cultura vitalista**, centrada en individuos que afirmaran la vida sin recurrir a Dios, figura que él declaró “**muerta**”. A esta figura ideal la llamó el **superhombre**, aquel que crea sus propios valores en ausencia de un orden trascendente. Su pensamiento supuso una profunda crítica a la **conciencia occidental** y sentó las bases de un nuevo paradigma interpretativo, rompiendo con siglos de filosofía moral y metafísica. Su obra tuvo una influencia decisiva en la filosofía, el arte y la crítica cultural del siglo XX.
Charles Darwin y la Revolución de la Evolución por Selección Natural
El pensamiento contemporáneo comenzó con **Charles Darwin** (1809-1892), especialmente con su obra *El origen de las especies* (1852), donde formuló la **teoría de la evolución por selección natural**. Esta teoría supuso un gran golpe al **narcisismo humano**, comparable al de **Copérnico**, ya que desmanteló la visión romántica que asociaba el cambio con el progreso y la racionalidad. Darwin propuso que el ser humano es resultado de un **proceso evolutivo sin propósito ni meta final**, eliminando así la necesidad de un dios o una conciencia trascendente que dirigiera la historia. Su teoría negó toda finalidad en la evolución y cuestionó profundamente la visión teológica del mundo. También rechazó la idea **aristotélico-tomista** de la **inmutabilidad de las especies**, que las consideraba creadas de forma perfecta y definitiva. El **darwinismo** refutó así principios clave del **creacionismo** y de las **religiones tradicionales**, como el alma racional y el diseño divino. Frente a explicaciones míticas o teológicas sobre el origen del ser humano, Darwin ofreció una respuesta basada en una **historia natural realista**. Esta perspectiva eliminó los fundamentos religiosos en los que se apoyaban muchas ideas morales, proponiendo un enfoque racional, científico y sin postulados trascendentales sobre la naturaleza y el origen humano. Esa fue su mayor contribución.