La España Borbónica del Siglo XVIII: Centralización, Imperio y Reformismo Ilustrado
3.7 El Absolutismo Monárquico y la Nueva Planta Borbónica
Con la llegada de los Borbones, el modelo de Estado se basa en el absolutismo monárquico inspirado en Francia. Felipe V (1700-1746) implementó los Decretos de Nueva Planta, que abolieron los fueros, instituciones y privilegios de la Corona de Aragón, unificando las leyes con las de Castilla. Las provincias vascas y Navarra conservaron sus fueros gracias a su apoyo durante la guerra. Las Cortes fueron suprimidas, excepto las castellanas y navarras, perdiendo su carácter reivindicativo. La centralización administrativa se consolidó mediante:
- La división provincial.
- El nombramiento de capitanes generales.
- La creación de los intendentes.
Los Consejos perdieron influencia en favor de los Secretarios de Despacho, quienes asumieron funciones ministeriales. Figuras como José Patiño, Campillo, el marqués de la Ensenada y José de Carvajal y Lancaster jugaron papeles clave en las reformas políticas y económicas. Se llevaron a cabo reformas que limitaron los privilegios de la Mesta y los gremios, fomentando la libre circulación de mercancías y la igualdad en el desempeño de oficios. La educación y la cultura también prosperaron con la creación de academias y centros de enseñanza superior. El sistema fiscal fue racionalizado, pero las resistencias de los privilegiados dificultaron la implementación de impuestos, manteniéndose la deuda pública. Con Carlos III, los vales reales se utilizaron para enfrentar el déficit provocado por la política belicista. Aunque se fortaleció el Estado y la economía, la desigualdad social persistió, reflejada en la vida opulenta de la corte y los Reales Sitios.
3.8 La Política Colonial Borbónica en América
Tras la pérdida de las posesiones europeas, España se centró en sus colonias americanas con el fin de explotarlas mejor y obtener mayores beneficios económicos. Durante el siglo XVIII, los Borbones impulsaron reformas, creando nuevos virreinatos como el de Nueva Granada y el del Río de la Plata. Además, formaron un ejército colonial, aumentaron los impuestos y colocaron funcionarios peninsulares en puestos clave, lo que causó tensiones con los criollos. La política económica fue mercantilista, buscando que América fuera una fuente de metales y materias primas, exportando productos como tabaco, cacao y azúcar, mientras se importaban productos de la península. Para mejorar el comercio:
- Trasladaron la Casa de Contratación a Cádiz.
- Crearon compañías comerciales monopolísticas.
- A partir de 1778, liberalizaron el comercio con América.
A pesar de estas medidas, la industria peninsular no pudo satisfacer toda la demanda americana y el contrabando superaba al comercio legal.
3.9 El Modelo Económico Borbónico y la Influencia Ilustrada
El modelo económico borbónico, influido por la Ilustración y el mercantilismo, impulsó el comercio, la industria y la agricultura. El crecimiento demográfico favoreció la producción y el consumo. Se promovieron reformas agrarias, como las de Olavide y Jovellanos, aunque encontraron resistencia de la nobleza y la Iglesia. Se introdujeron cultivos intensivos e industriales en diversas regiones, mientras que el desarrollo de la vid impulsó la exportación de aguardientes. Para mejorar el mercado interior, se invirtió en infraestructuras y se crearon Reales Fábricas, aunque con poco éxito. En el comercio, se combinaron medidas proteccionistas con la liberalización comercial de 1778, lo que benefició a regiones como Cataluña, cuyo sector textil lideró las exportaciones a América.
La Ilustración llegó tarde a España y tuvo escasa implantación por la oposición del clero y la nobleza, pero se difundió a través de academias y prensa, con figuras como Feijoo y Jovellanos. En literatura destacaron Moratín y Samaniego, y en arte predominó el Neoclásico, con Goya como figura clave en la pintura. En política, el despotismo ilustrado bajo Carlos III intentó modernizar el Antiguo Régimen, pero su alcance fue limitado, como evidenció el motín de Esquilache en 1766.
Orígenes de la Península Ibérica: Pueblos Prerromanos y Colonizadores
1.2 Protohistoria: Pueblos Autóctonos y Colonizaciones Mediterráneas (Primer Milenio a.C.)
Durante el primer milenio a.C., en plena Edad del Hierro, convivieron en la Península Ibérica pueblos autóctonos prerromanos con colonizadores mediterráneos. En este periodo de protohistoria, se destacaron:
Pueblos Prerromanos:
- Tartessos: Se desarrolló en el valle del Guadalquivir, con monarquía hereditaria (Argantonio), economía minera y comercial, y una refinada orfebrería (Tesoro de El Carambolo). Desapareció misteriosamente en el siglo VI a.C.
- Íberos: Se asentaron en la costa mediterránea y el valle del Ebro, con una economía agrícola y comercial, aristocracia tribal y un destacado arte funerario (Dama de Elche y Dama de Baza).
- Celtas: De origen indoeuropeo, ocuparon el norte y se organizaron en clanes en castros fortificados, basando su economía en la ganadería y la recolección.
- Celtíberos: Habitaron la Meseta central en poblados amurallados y tuvieron contacto con iberos y colonizadores. Su arte más representativo fueron los verracos.
Pueblos Colonizadores:
- Fenicios: Procedentes del Líbano, fundaron colonias como Gadir (Cádiz) y Malaka (Málaga) en el siglo VIII a.C., introduciendo la escritura y el comercio avanzado.
- Griegos: Llegaron desde Massalia (actual Marsella), estableciendo colonias como Emporion (Ampurias) y Rhode (Rosas), influyendo en la cultura peninsular.
- Cartagineses: Dominaron el sur y sureste hasta su derrota por Roma en las Guerras Púnicas, iniciando la romanización de Hispania.
Los colonizadores introdujeron la moneda, el alfabeto y cultivos clave, fortaleciendo los lazos comerciales con el Mediterráneo.