Friedrich Nietzsche y el Vitalismo Radical
La idea principal de la filosofía de Nietzsche es la crítica al «mundo verdadero» de Platón. Nietzsche pertenece al vitalismo, que es aquella corriente filosófica cuyos representantes (Dilthey, Kierkegaard, Schopenhauer, Ortega y Gasset, el mismo Nietzsche) comparten la consideración de la vida como la esencia de la realidad y rechazan todo sistema filosófico que se oponga a ella.
Nietzsche realiza una crítica de la cultura occidental en su conjunto, particularmente a la filosofía, la moral y la religión. Es la filosofía del martillo, llamada así porque pretende golpear y desmontar los conceptos y construcciones culturales a fin de mostrar su vacuidad.
1. Crítica a la Metafísica Occidental
Para los filósofos antiguos, lo que es, la realidad tal como la conciben, no deviene, es algo estático e inamovible. Para Nietzsche, sin embargo, la realidad estática no existe, y solo existe lo que deviene (cambia), porque toda la realidad es puro devenir.
La conclusión de los antiguos es que los sentidos, que son los que detectan la realidad como un devenir, no sirven; solo existe el conocimiento racional (la razón). Los sentidos y el cuerpo son considerados malos. Para Nietzsche, en cambio, la intuición y los sentidos son el único modo de captar la vida. Por eso contrapone al hombre conceptual el hombre instintivo.
Heráclito y el Devenir
- Heráclito es el representante más fiel para Nietzsche de la vida como realidad en constante cambio. Cualquier intento de captar la realidad mediante ideas o conceptos estáticos es inútil.
- Para Nietzsche, la vida, lo real, se manifiesta a través de los sentidos. Fuera de ellos todo es formal, todo es mentira. Solo los sentidos nos acercan al mundo real, a la vida. Lo demás es solo una abstracción metafísica, ciencia aparente, pero no real.
El Ataque a Sócrates y Platón
Nietzsche también analiza el papel ejercido por Sócrates. Su ecuación razón = virtud = felicidad le parece extravagante y contraria a la vida, pues, para él, la felicidad es equivalente al instinto en una vida en plenitud ascendente.
Tras la crítica a Sócrates, inicia el ataque global a la metafísica comenzando por Platón. Este inaugura una interpretación moral del ser, al poner el Bien como idea suprema, que sustituye la interpretación que hacían del mundo los filósofos presocráticos y que, según Nietzsche, estaba más próxima a la realidad.
Lo Apolíneo y lo Dionisíaco
En El nacimiento de la tragedia, Nietzsche describe la vida como un juego trágico entre dos fuerzas que luchan, pero que no pueden existir la una sin la otra:
- Lo Apolíneo: Representa el orden, la medida, el límite, la razón.
- Lo Dionisíaco: Es el símbolo de la pasión, la jovialidad, del cambio profundo de la vida, que rompe todas las barreras e ignora todas las limitaciones.
El problema es que con Sócrates y Platón se impone lo apolíneo, despreciando la fuerza vital dionisíaca.
El Rechazo del «Mundo Verdadero»
Para Nietzsche, el error más grave de la filosofía consiste en la minusvaloración de lo cambiante, del devenir, y el consecuente rechazo del mundo real espacio-temporal, colocando en su lugar un mundo imaginado, al que llaman «mundo verdadero». De aquí deriva también el desprestigio que sufre el conocimiento sensible. Pero para Nietzsche no hay ningún mundo de ideas externas; solo existe el mundo sensible. La metafísica es un invento, una ficción para escapar de la caducidad del cambio y del tiempo.
La Inversión de la Metafísica
Nietzsche propone la inversión de la metafísica y de la valoración que se ha hecho del ser hasta ahora. Lo que hasta aquí se había considerado apariencia (lo sensible, lo temporal, lo que fluye) es lo real y, en cambio, lo que hasta ahora se creía el verdadero ser (lo intemporal, lo eterno, Dios) es invención del pensamiento. Como no saben valorar esta vida ni disfrutarla, tienen que inventarse otra donde ser felices. Es una huida de la realidad de este mundo para refugiarse en algo que nadie conoce existencialmente, solo por ideas y conceptos. Es una invención de la filosofía platónica, que después recogió el cristianismo.
La misma filosofía kantiana es decadente, porque distingue entre aparente y verdadero (Fenómeno y Noúmeno) y, por tanto, desprecia lo aparente, lo terrenal, lo material. Frente a ello, Nietzsche propone llamar real a lo que ellos llaman aparente y viceversa.
Crítica a la Ciencia y la Verdad
En cuanto a la ciencia, critica la matematización de la realidad que nace con Galileo y Descartes, ya que con ella se dejan fuera de lo real aquellos valores de la vida que no se pueden matematizar, como las pasiones o el amor creador.
Niega todo valor a la verdad en sí. La verdad debe estar, como el conocimiento, al servicio de la vida, mientras que una forma de conocer que niegue la vida debe ser rechazada. La mentira puede ser un valor positivo. Así, el arte es un arte de disfrazar la vida, pero con ello la intensifica, y por lo tanto es la mejor forma de expresión humana.
Frente al positivismo, Nietzsche sostiene que no hay puros hechos, que todo hecho es siempre fruto de una interpretación.
2. Crítica a la Moral Judeocristiana
La crítica de Nietzsche no se limita a la metafísica, sino que va dirigida contra la moral cristiana. Distingue dos tipos básicos de moral:
A. La Moral de los Señores (Espíritus Libres)
Es una moral caballeresca y creadora que implanta valores y, por ello, es activa. Es bueno todo lo que refuerza el poder, el placer, la riqueza, la satisfacción. Es la moral del Superhombre, que ama la muerte de Dios.
B. La Moral de los Esclavos (Moral de Reacción)
Es, en cambio, pasiva. No es una moral de acción, sino de reacción y resentimiento. Mediante un ejercicio de astucia, los esclavos consiguieron que se condenasen los sentimientos de los señores y que se ensalzasen vicios como la compasión, el sacrificio y la piedad.
Nietzsche critica esta moral porque supone el ascenso de los valores plebeyos en detrimento de los valores aristocráticos. De este modo, la cultura europea ha llegado a la decadencia, y esto conduce al nihilismo, que desemboca en un pesimismo absoluto.
El Nihilismo Activo y la Transmutación de Valores
Contra el nihilismo pasivo, Nietzsche impone la necesidad de preparar el «gran mediodía», liberar al hombre de todos los valores ficticios para así devolverle el derecho a la vida, el vigor y la creatividad. Esto implica destruir los valores tradicionales para crear otros nuevos: el nihilismo activo.
Así, el primer paso consistirá en una «transmutación de todos los valores», recuperar nuevamente la moral de los señores, los instintos primarios de la vida y el mundo apariencial frente al mundo estable de la filosofía dogmática.