La novela después de la Guerra Civil

El ambiente de libertad en el que comenzó a desarrollarse la cultura española tras la muerte del general Franco (20 de Noviembre de 1975), permitíó un mejor conocimiento de la literatura española en Europa y de la literatura occidental en España. A ello contribuyó significativamente la desaparición de la censura, la recuperación de la obra de los escritores exiliados y un mayor conocimiento de la narrativa de otros países.

En suma, dos son los aspectos más significativos de la novela española en los últimos 40 años:

1) El carácter aglutinador. Acoge prácticamente todas las tendencias, modalidades, discursos, temas, experiencias y preocupaciones personales.

2) La individualidad. Cada novelista elegirá la orientación que le resulte más adecuada para encontrar un estilo propio con el que expresar su mundo personal y su particular visión de la realidad.

De modo que puede decirse que en las últimas décadas conviven:

A) Novelistas importantes de toda la posguerra: Delibes, Cela y Torrente Ballester sobre todo

B) Algunos novelistas de la “Generación del 50”: Juan Goytisolo, Juan Marsé, Carmen Martín Gaite, etc

c) Los novelistas de la generación del 75 o también generación de 1968 (Mayo del 68): Eduardo Mendoza, Félix de Azúa, Juan José Millás, Vicente Molina Foix, Soledad Puértolas, entre otros.

Eduardo Mendoza publicó en 1975 La verdad sobre el caso Savolta, titulo que, en buena medida, puede considerarse el punto de partida de la narrativa actual. Sin renunciar al empleo de técnicas experimentales, el autor ofrece en esta novela de corte policíaco un argumento que atrapa la atención del lector En obras posteriores, Mendoza ha mostrado su excepcional capacidad paródica: El laberinto de las aceitunas y El misterio de la cripta embrujada. La ciudad de los prodigios recrea la evolución histórica y social de la ciudad de Barcelona entre 1888 y 1929.

d) Nuevos escritores dados a conocer ya después del franquismo: Manuel Vicent, Julio Llamazares, Javier Marías, Luis Mateo Diez, Rosa Montero, Antonio Muñoz Molina, Luis Landero, etc.

e) Escritores dados a conocer en los primeros años del Siglo XXI: Marta Sanz (Farándula) y Jesús Carrasco (La tierra que pisamas).

Por otra parte, no resulta fácil discernir en la nueva narrativa unas corrientes o escuelas definidas; si es posible, no obstante, identificar ciertas tendencias temáticas. Las más relevantes son estas:


Novela policíaca y de intriga. Este subgénero resurge con especial fuerza. Entre sus cultivadores destaca Manuel Vázquez Montalbán, autor de una serie protagonizada por el detective privado Pepe Carvalho y Arturo Pérez-Reverté, con La tabla de Flandes o La Reina del Sur. A esta tendencia pertenecen también algunas novelas de Antonio Muñoz Molina: El invierno en Lisboa o Plenilunio.

Novela histórica. Se pueden citar como ejemplos El oro de los sueños, de José María Merino, El hereje (1998) de Miguel Delibes, así como la saga protagonizada por el capitán Alatriste, de Arturo Pérez-Reverté, ambientada en el Siglo de Oro. En los últimos años son frecuentes las novelas  históricas contextualizadas en épocas cercanas, especialmente en la Guerra Civil, como Soldados de Salamina, de Javier Cercas; La voz dormida, de Dulce Chacón, o los relatos breves que componen Los girasoles ciegos de Alberto Méndez.

Novela de la reflexión íntima. Este tipo de narrativa se centra en la búsqueda personal y la reflexión sobre la propia existencia. Obras representativas de esta tendencia son Mortal y rosa, de Francisco Umbral, sentida reflexión sobre la muerte escrita con brillante estilo, a El desorden de tu nombre, de Juan José Millás, que combina la introspección psicológica con la reflexión literaria. En La lluvia amarilla, Julio Llamazares narra el abandono de los pueblos a través de un largo y emocionado monólogo.

Novela de la memoria y del testimonio. La memoria de una generación y el compromiso son los temas básicos de esta corriente, en la que se encuadran novelistas como Rosa Montero, con Te trataré como a una reina, defensa de la condición femenina, y producción novelística de Luis Mateo Diez.

Novela culturalista. En los últimos años han aparecido una serie de autores jóvenes que hacen una novela que se ocupa de analizar y explicar diferentes aspectos de la cultura occidental desde unas posturas bastante eruditas.Por ejemplo Juan Manuel de Prada con Las máscaras del héroe o La tempestad

Otra tendencia en la novela de los autores más jóvenes es la de hacer una novela que trata los problemas de la juventud urbana con una estética muy cercana a la contracultura (Historias del Kronen, de José Ángel Mañas, Ray Loriga con Héroes o Lucía Etxebarria en Amor, curiosidad, prozac y dudas). También Intemperie (2013) de Jesús Carrasco es una de las principales novelas del neosurrealismo. Es una historia llena de profundidad tanto en las descripciones de un entorno rural. Desolado y violento como en la conciencia del protagonista, un niño que debe sobrevivir manteniendo la dignidad y superando sus miedos,