La poesía de la Generación del 27

En el homenaje para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora, se reúnen una serie de poetas que conformaron la llamada Generación del 27. La vinculación entre los distintos miembros de este grupo poético es bastante estrecha. Esta afinidad viene dada por diversas circunstancias: su parecida procedencia social, la profunda vocación literaria de todos, la habitual colaboración en las mismas revistas poéticas, la convivencia de varios de ellos en la Residencia de Estudiantes (Lorca, Prados, Alberti, Guillén, Aleixandre), etc. Casi todos ellos tienen estudios universitarios, conocen idiomas, viajan y adquieren una importante cultura, no sólo literaria. Muchos vivirán de la literatura como profesores, editores, impresores o críticos.

Etapas

Hasta 1925: En este período desarrollan una poesía pura, con influencias de autores como Bécquer, Góngora o Juan Ramón Jiménez, así como de las primeras vanguardias. Se trata de una poesía un tanto deshumanizada, en la que no reflejan circunstancias o problemas personales, sino que se centran en la búsqueda de la belleza absoluta. Algunos son ya por entonces poetas conocidos, como Gerardo Diego, mientras que otros componen sus primeros libros. Se trata de una época de tanteos en busca de un estilo poético propio.

Última mitad de los años 20: Todos ellos (salvo Miguel Hernández) han publicado importantes libros, han participado en actos colectivos y se han consolidado como la generación de los poetas jóvenes. En esta segunda etapa, se exploran las novedades vanguardistas (influencia del surrealismo) y se tiende a la pureza expresiva, conviviendo el verso libre con las estrofas clásicas.

Años 30: Durante la República, la poesía de estos autores se vuelve más humana. Algunos poetas, como Alberti o Prados, adoptan una clara posición de compromiso político. Otros, como Lorca, Alberti o Cernuda, también se sitúan políticamente a la izquierda. Alguno, como Gerardo Diego, se alinea abiertamente con el bando franquista. El fin de la Guerra Civil supone la dispersión de estos poetas y el fin del grupo del 27 como tal. Lorca ha sido asesinado y, del resto, todos marchan al exilio, salvo Gerardo Diego, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre. Miguel Hernández acaba en las cárceles franquistas, donde muere al poco tiempo. Los supervivientes siguen su propio camino poético, aunque en los versos de casi todos se dejan sentir los desgarradores años de la guerra y, en el caso de los exiliados, el recuerdo de la tierra perdida.

Las principales características

Conocen la literatura y admiran a los clásicos. Algunos de ellos son profesores de Literatura: Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Gerardo Diego, Luis Cernuda. En muchas de sus obras se aprecia la influencia de autores como Garcilaso, Bécquer, Fray Luis de León, etc. Suponen una síntesis entre tradición y renovación o vanguardia. De las vanguardias artísticas toman lo novedoso, lo original y provocador. Aspectos futuristas se observan en poemas dedicados al fútbol o al ciclismo, o en la presencia de coches, etc., en versos y prosas. Por otra parte, algunos autores, como Alberti o Lorca, usan formas y ritmos propios del folclore y de la poesía tradicional. Esta mezcla entre lo vanguardista y lo tradicional es lo que se conoce como el neopopularismo.

Ideología

Presentan una visión pesimista de la vida; están en contra de la represión ejercida por una sociedad dominante y controladora.

Algunos de los autores más importantes, y sus obras, son los siguientes:

Rafael Alberti: Su poesía se caracteriza por una gran variedad de temas, tonos y estilos. Podemos destacar, de su poesía neopopularista, su obra Marinero en tierra (1924), donde aúna la tradición popular con una cierta estilización vanguardista. Dentro de su poesía surrealista, destaca la obra Sobre los ángeles (1929), donde expresa su desconcierto existencial. Durante la guerra, es uno de los autores más activos del campo republicano. Escribe una poesía de urgencia, en la que alienta a los combatientes o satiriza a los enemigos. En la poesía del destierro, el exilio y la añoranza del país perdido se convierten en los temas centrales.

Vicente Aleixandre: Su obra se divide en tres etapas: poesía anterior a la Guerra Civil (Espadas como labios), donde su poesía se encuentra muy influida por el surrealismo; poesía de las primeras décadas de posguerra (Sombra del paraíso), donde evoca tanto la angustia presente como el mundo incontaminado de la infancia y la adolescencia; y la poesía de senectud (Poemas de la consumación), donde predomina la reflexión y la meditación, abordando el final de la vida, que siente ya próximo. Fue miembro de la R.A.E. y obtuvo en 1977 el Premio Nobel de Literatura.

Luis Cernuda: Reunió sus diversos libros bajo el título de La realidad y el deseo (versión definitiva en 1964). Murió en el exilio, y en todos sus poemas se aprecia el tono melancólico e íntimo, fruto de la oposición realidad-deseo.

Gerardo Diego: A diferencia de gran parte de sus compañeros, durante la Guerra Civil tomó partido por el bando nacional y permaneció en España al finalizar la misma. Su obra poética sigue dos líneas simultáneas, la tradicional y la vanguardista, y en su obra se alterna desde el vanguardismo más radical hasta el neopopularismo y los moldes clasicistas. Su principal obra posiblemente sea Manual de espumas.

Jorge Guillén: Es, posiblemente, el máximo representante de la poesía pura, recogida en sus obras Cántico y Clamor, reflejada sobre todo en el alto nivel de exigencia estética, el rigor en la composición, el elaborado lenguaje e incluso la perfección tipográfica con que quiso que se editaran sus obras, intentando compaginar el valor estético intrínseco del poema con su presentación material.

Federico García Lorca: Su obra poética siguió una evolución desde la sencillez de sus primeros poemas, pasando por la fuerza del Romancero gitano (1928) y llegando a la poesía vanguardista de Poeta en Nueva York (1940). Representa también una de las cimas del teatro español y universal. Su temática giró en torno al destino trágico y la frustración.

Pedro Salinas: Considerado el poeta del amor por excelencia, escribió la trilogía amorosa formada por La voz a ti debida (1933), Razón de amor (1936) y Largo lamento (1939)