Sociedad ilustrada

Ensayo

La Economía Pública constituye el área de estudio económico del Sector Público, es el estudio de la intervención que la autoridad pública efectúa sobre la economía, fundamentalmente a través de los ingresos y gastos públicos. No debemos pensar en el Estado y el mercado como dos entes independientes ya que no existe uno sin el otro. 

La intervención pública es esencial para hacer frente a los posibles fallos de mercado a los que se enfrenta el sector privado, ya que se encarga de proveer colectivamente bienes y servicios que el mercado es incapaz de suministrar de forma eficiente y equitativa. Sin embargo, debemos tener muy presente que el Estado debe participar en su justa medida en la Economía, ya lo decía Luis de Guindos en la crisis de 2008, “de la crisis no nos saca el gobierno sino el tejido empresarial”. 

La inmensa mayoría de Sectores Públicos actuales siguen unos criterios de eficiencia y equidad que responden a dos grandes objetivos: lograr una asignación eficiente de los recursos que conduzca a un crecimiento económico equilibrado y la redistribución de la renta y riqueza de un país. Ahora, también nos encontramos con países configurados por otros principios como por ejemplo Corea del Norte, un país supuestamente regido por un sistema socialista en el que el comunismo es el verdadero protagonista, que contrasta radicalmente con China, los capitalistas en Estado puro. 

Debe existir un paternalismo entre los poderes públicos y los ciudadanos, ya que como afirmaba Dani Rodrik en 1998, los gobiernos ofrecen a la sociedad un seguro frente a la globalización a la que está sometida. Al igual que existen fallos en el sector privado, también los hallamos en el sector público, pues los Gobiernos no son perfectos, hemos podido ver en España y en otros países numerosos políticos corruptos que persiguen sus propios intereses y no los colectivos o ineptos y descualificados que de algún modo u otro consiguen hacerse un hueco en política; también hemos presenciado en España la creación de ministerios con el único fin de colocar la cuota de podemitas en este curiosísimo invento que Sánchez denomina Gobierno de España. 

Aún y así, el peso de los errores de una administración pública difícilmente alcanza el peso de la importancia de su intervención en el Estado de Bienestar, gracias a la Economía Pública tenemos acceso a innumerables ventajas que no tendríamos si no fuera por su existencia, como sentarnos en un banco en la calle, pasear por la noche bajo la luz del alumbrado público, movernos por las ciudades con transportes que no son de nuestra propiedad… Esto y otras muchas más cosas, ocurren gracias a la estructura legal básica, la regulación, la producción pública y la financiación propia de los gastos y producciones privadas que los Estados procuran llevar a cabo de la mejor manera posible.

A día de hoy, resulta razonable afirmar que la actividad pública ha cosechado innumerables logros que jamás hubieran tenido lugar si no fuera por la existencia de la misma, por no mencionar su labor en la modernización económica y social de los países, por desgracia esta afirmación no aplica a todos los casos, hay países cuya actividad pública ha cosechado innumerables desgracias y fracasos como Venezuela o países como Catar en los que el avance de los derechos humanos desde el Siglo XV son prácticamente nulos.


Ahora bien, ¿cómo debe implementarse la Economía Pública en un país? Resulta tan complicado dar respuesta a esta pregunta que si supiera responder correctamente no estaría realizando este examen. En  una de las animadas clases del profesor Juan Carlos Molero de la Universidad de Navarra, establecimos una uníón entre filosofía y política de la que se sustrajeron numerosas lecciones sobre el Sector Público. Vimos como lo público debe servir para compensar lo privado, que el gobierno realmente constituye una actividad social ya que sin él no habría sociedad, que la política no es una ciencia exacta y por lo tanto debemos entender la complejidad de gobernar (ya que lo que una persona considera excelente otra lo puede considerar completamente erróneo) y que la implantación de la Economía pública en un país debe tener en cuenta la virtud, ya que proponer un proyecto a su margen es nada más y nada menos que una completa anulación del saber práctico en asuntos morales y políticos. 

El  gran Arrow en cierto modo presenta cinco propiedades que como mínimo deben cumplirse para la correcta implementación de la Economía Pública. Nos explica que la elección social debe abarcar todas las posibilidades ante unas alternativas, que si todos los individuos prefieren X a Z entonces la elección social debe preferir X a Z, que no debe haber nadie por encima de todos los demás, que la Economía Pública debe garantizar coherencia lógica al mecanismo de elección social y que la elección entre dos alternativas debe depender exclusivamente de las consideradas. Resulta que el propio Arrow demuestra la imposibilidad de que las 5 condiciones se cumplan simultáneamente y que debemos pagar el precio de renunciar a alguna de ellas. 

Personalmente, he nacido en España y he vivido en este país y por lo tanto he podido ser consciente de las diferentes etapas de la política del país. Considero que en un país como el nuestro falta algo, ese algo es el control burocrático, debería existir algún ente u organización que elimine la ineficiencia burocrática a través de un nexo retribución/productividad. Esto se lograría evaluando el desempeño de los funcionarios vinculándolo con el grado de interés, iniciativa o esfuerzo, individualizando las responsabilidades, establecer un cambio en las prácticas presupuestarias de los que nos gobiernan para así incentivar el uso eficiente del presupuesto de los diferentes departamentos, quizás creando agencias independientes que evalúen la actividad pública y también se debería tratar de sustituir la producción pública por la privada. La economía y la política no son gasto público, que es lo que muchos políticos de España creen que es, ya que hemos podido ver gobiernos como el de Rajoy o Sánchez que aumentan el gasto público hasta lograr déficits públicos desorbitados y en cuánto acaba su mandato el siguiente es el que tiene que arreglarlo. Al fin y al cabo esto va en línea con lo que nos enseñó Margaret Thatcher, si el Estado quiere gastar más dinero solo lo puede hacer endeudando tus ahorros o aumentando tus impuestos, de este modo no hay “dinero público” hay “dinero de los contribuyentes”.  /// Que la Economía Pública es necesaria resulta ser una rotunda afirmación, se necesita para prosperar, optimizar el presente y construir el futuro, para ello necesitamos buenos profesionales al mando y no políticos que dicen estar preparados para construirlo, pues hallamos que la importancia de la Economía Pública no yace únicamente en su existencia sino también en cómo está configurada y sobre todo en quienes son los encargados de configurarla.