Conocimiento en Kant
Kant es el principal representante de la Ilustración alemana. Su filosofía se organiza en torno a tres preguntas: ¿Qué puedo conocer?, ¿Qué debo hacer? y ¿Qué me cabe esperar?, que se resumen en una sola: ¿Qué es el hombre? En su obra Crítica de la razón pura, Kant responde a la primera, preguntándose si la metafísica puede ser considerada una ciencia. Mientras las ciencias avanzan gracias a un método seguro, la metafísica se mantiene estancada. La lectura de Hume lo despierta de su “sueño dogmático” y lo lleva a investigar los límites del conocimiento. Rechaza tanto el racionalismo como el empirismo: aunque todo conocimiento comienza con la experiencia, no todo proviene de ella.
Juicios y Facultades
Kant distingue tres tipos de juicios: los analíticos a priori (universales, pero no amplían el conocimiento), los sintéticos a posteriori (amplían conocimiento, pero dependen de la experiencia) y los sintéticos a priori, que son los que fundamentan la ciencia. Estos últimos, como los de las matemáticas o la física, son universales y necesarios, y además amplían nuestro saber.
Para explicar cómo son posibles estos juicios, Kant distingue tres facultades. La sensibilidad, tratada en la Estética trascendental, nos permite percibir mediante las formas puras de tiempo y espacio, que son propias del sujeto. El entendimiento, analizado en la Analítica trascendental, organiza esas percepciones aplicando categorías innatas como la causalidad. Así, el conocimiento no es solo pasivo, sino que el sujeto estructura la experiencia. Esto es lo que Kant llama idealismo trascendental, y representa su “giro copernicano”.
Límites del Conocimiento
Sin embargo, lo que está más allá de toda experiencia, como Dios, el alma o el mundo en sí mismo, no puede conocerse: son noúmenos, es decir, realidades inaccesibles al conocimiento humano. En la Dialéctica trascendental, Kant muestra que, aunque la razón tiende a buscar respuestas absolutas, la metafísica no puede alcanzar el mismo estatus que la ciencia. Aun así, no debe abandonarse, ya que tiene un papel importante en el uso moral de la razón.
La Moral en Kant
En la Crítica de la razón práctica, Kant responde a la pregunta “¿Qué debo hacer?”, centrando su reflexión en la moral. Mientras que la razón teórica se ocupa del conocimiento de lo que es, la razón práctica trata sobre lo que debe ser. La moral, por tanto, no se basa en hechos empíricos, sino en imperativos que nos ordenan actuar de cierto modo.
Ética Formal vs. Éticas Materiales
Kant rechaza las éticas tradicionales, llamadas “materiales”, como la de Aristóteles, que se basan en fines concretos como la felicidad y proponen medios para alcanzarlos. Estas éticas son empíricas, condicionales e “heterónomas”, ya que la ley moral viene impuesta desde fuera (por deseos, intereses o normas sociales), lo cual impide su validez universal. Frente a ellas, Kant propone una ética “formal”, es decir, sin contenidos concretos, donde lo que importa no es qué se debe hacer, sino cómo se debe actuar: según principios válidos para todos y sin excepción.
El Deber y el Imperativo Categórico
Para Kant, una acción es moral cuando se realiza por deber, no por interés ni por sus consecuencias. El único móvil moral es el respeto a la ley, que la razón dicta por sí misma. De ahí que Kant distinga entre actuar por deber (auténticamente moral), conforme al deber (cuando el acto coincide con lo moral, pero por interés) y contra el deber (cuando viola la ley moral).
La ley moral se expresa en el imperativo categórico, que se formula principalmente de dos formas:
- “Obra solo según una máxima que puedas querer que se convierta en ley universal”, es decir, actúa solo como quisieras que todos actuaran.
- “Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de los demás, siempre como un fin y nunca como un medio”, lo cual expresa el respeto absoluto por la dignidad humana.
Postulados de la Razón Práctica
Finalmente, Kant postula tres ideas necesarias para que la moral tenga sentido: la libertad, sin la cual no habría responsabilidad moral; la inmortalidad del alma, ya que alcanzar la virtud perfecta requiere una existencia ilimitada; y la existencia de Dios, como garantía de que virtud y felicidad se unirán algún día. Estos postulados no pueden demostrarse científicamente, pero son indispensables para la vida moral.
Política en Marx
Karl Marx, junto con Engels, es el principal representante del socialismo científico. Su pensamiento surge como crítica al capitalismo del siglo XIX, en un contexto de revolución industrial y de paso de una sociedad estamental a una de clases. Estas se dividen en burguesía, que posee los medios de producción, y proletariado, que solo posee su fuerza de trabajo. Marx entiende la historia como una sucesión de luchas de clases, en lo que llama materialismo histórico, donde las condiciones materiales, y no las ideas, determinan el desarrollo social.
Materialismo Histórico y Lucha de Clases
Inspirado por Hegel, Marx conserva su idea de dialéctica, pero la transforma en una herramienta para la acción revolucionaria. Mientras Hegel defendía un proceso idealista de tesis, antítesis y síntesis, Marx aplica este esquema a la historia de los modos de producción: esclavista, feudal y capitalista. Esta lucha por el control de los medios materiales es el motor de la historia. Para Marx, lo que define al ser humano es el trabajo, y es precisamente en el trabajo donde el capitalismo lo deshumaniza.
Capitalismo, Plusvalía y Alienación
Marx denuncia la explotación del obrero mediante la teoría de la plusvalía: el trabajador produce más valor del que recibe en salario, y esa diferencia es apropiada por el capitalista. Así, el sistema capitalista genera alienación: el obrero pierde el control sobre el producto de su trabajo, sobre su propia actividad, sobre la naturaleza y sobre sus relaciones con otros seres humanos. La religión, el Estado y las ideas dominantes forman parte de una superestructura ideológica que justifica esta situación y genera una “falsa conciencia”, que impide al proletariado ver su verdadera condición.
La Revolución y la Sociedad Comunista
Sin embargo, Marx cree que llegará un momento en que los trabajadores tomarán conciencia de su situación y se rebelarán. Tras una revolución y una etapa de dictadura del proletariado, se instaurará una sociedad comunista basada en la propiedad colectiva, sin clases ni alienación, donde las personas cooperarán libremente y recuperarán su humanidad. Como él mismo dice: “De cada cual, según su capacidad, a cada cual según su necesidad”.