La dictadura de Miguel Primo de Rivera y sus consecuencias

4.4. La política económica y social. La dictadura se benefició de la positiva coyuntura económica de los años veinte y pudo emprender diversas iniciativas. Los principios rectores de la política económica de la dictadura fueron:- Amplio programa de infraestructuras y obras públicas, como construcción de ferrocarriles y carreteras;- Nacionalización e intervencionismo. El mejor ejemplo fue la concesión de monopolios, como la naviera Transmediterránea y la Compañía Telefónica Nacional, y la creación en 1927 de CAMPSA, dedicada a la explotación del petróleo.- Promoción del regadío en el ámbito agrario a través de las Confederaciones Hidrográficas.    Estas y otras iniciativas mejoraron las comunicaciones e hicieron que se redujera el desempleo, pero solo fue posible aumentando los gastos del Estado y la deuda pública. A esto contribuyeron también las exposiciones propagandísticas celebradas en Barcelona y Sevilla en 1929.  En el terreno social, la dictadura se inclínó por la intervención del Estado en los conflictos laborales y por la integración de los sectores moderados del movimiento obrero. Para ello creó la Organización Corporativa Nacional que, siguiendo el modelo de sindicalismo vertical de corte fascista, agrupaba a patronos y obreros dentro de una misma organización para resolver los problemas y conflictos que pudieran surgir.  En cualquier caso, la dictadura terminó beneficiando a las clases más acomodadas, y reflejo de ello fue el desarrollo de la oligarquía vinculada al sector de la banca.


4.5. La oposición a la dictadura y la caída de Primo de Rivera. A medida que la dictadura se perpetuaba en el tiempo, la oposición a la misma fue aumentando:- Varios líderes de los partidos dinásticos reclamaron la convocatoria de elecciones, y algunos, como Romanones, participaron en conspiraciones militares, como la “sanjuanada” de Junio de 1926. -Estas eran alimentadas por el descontento de parte del ejército ante un Primo de Rivera favorable a los africanistas y poco receptivo a las demandas y convencionalismos que protegían la carrera militar en la Península.- -En 1926 se creó la Alianza Republicana, que uníó a diversos grupos del republicanismo bajo la demanda de un sistema democrático y del fin prometido del caciquismo;- En Cataluña, las medidas tomadas por la dictadura (eliminación de la mancomunidad o prohibición del uso público del catalán) generaron un profundo rechazo, incluso entre la conservadora Lliga Regionalista.- En el seno del movimiento obrero, la CNT tuvo que actuar en la clandestinidad ante la dura represión ejercida por la dictadura. Esta condujo a una mayor radicalización del anarquismo, plasmada en la fundación de la FAI (Federación Anarquista Ibérica). Por otra parte, la colaboración del PSOE con la dictadura terminó rompíéndose en 1929. -Gran parte de los intelectuales rechazaron la dictadura al incurrir esta a la censura y al cierre de universidades. Los conflictos más significativos se dieron con Unamuno, Ortega y Gasset y Menéndez Pidal, muchos de los cuales se alinearon con la republicana
Federación Universitaria Española (FUE).


5.   EL HUNDIMIENTO DE LA MONARQUÍA.  Los años veinte llegaban a su fin y también lo hacía la coyuntura económica favorable, dando paso a la crisis económica de 1929. El distanciamiento de amplios sectores, la intensificación de los conflictos sociales, gracias a la reorganización del movimiento obrero, y el auge del republicanismo, plantearon serias dificultades a la continuidad del dictador. Por ello, la decisión de Alfonso XIII de retirarle su confianza llevó finalmente a Miguel Primo de Rivera a dimitir el 30 de Enero de 1930. 5.1.   El gobierno del general
Berenguer. Alfonso XIII encargó al general Dámaso Berenguer volver a la normalidad constitucional de la Restauración, por lo que su gobierno se conoce con el apelativo de “dictablanda”. Sin embargo, Berenguer gobernó por decreto y dilató la convocatoria de elecciones, lo que, unido al respaldo que el monarca había otorgado a la dictadura, hizo que numerosos políticos viesen como única salida el establecimiento de la República. En esta situación, la agitación popular se intensificaba cada día más. La oposición se organizó, y republicanos, socialistas y catalanistas de izquierda firmaron el Pacto de San Sebastián en Agosto de 1930. Se formó un Comité Revolucionario, encabezado por Niceto Alcalá Zamora, con el objetivo de acabar con la monarquía y formar un gobierno provisional republicano. Paralelamente, los intelectuales constituyeron la Agrupación al Servicio de la República, en la que participaron personalidades como Gregorio Marañón y Ortega y Gasset.Los acontecimientos se precipitaron cuando,  a mediados de 


Diciembre de 1930, se produjeron sendas sublevaciones militares republicanas en Jaca y en la base aérea de Cuatro Vientos (Madrid). El malestar provocado por el fusilamiento de los capitanes sublevados y por el encarcelamiento del Comité Revolucionario forzó la dimisión de Berenguer. 5.2.   El gobierno del almirante Aznar: el fin de la monarquía. Tras numerosos trámites, el rey encargó al almirante Juan Bautista Aznar la formación de un nuevo gobierno en Febrero de 1931. El militar organizó un gabinete de concentración con políticos de los viejos partidos dinásticos. Debido al riesgo que supónían unas elecciones generales, se decidíó convocar primero unas elecciones municipales para el 12 de Abril de 1931.   Sin embargo, ante el amplio descontento existente, estas elecciones fueron interpretadas como un plebiscito sobre la monarquía. El resultado fue favorable, en conjunto, a los monárquicos, que se impusieron en las áreas rurales dominadas por el caciquismo. Pero en las mayorías de las ciudades y capitales de provincia el triunfo correspondíó a los republicanos, lo que se interpretó como un deseo mayoritario a favor de la República.   A medida que se conocían los resultados, se proclamó la República en Eibar y Barcelona, y el 14 de Abril las masas inundaban las calles de las ciudades aclamando la solución republicana. Ante ello, en Madrid, el director general de la Guardia Civil, el general Sanjurjo, cedíó el poder al Comité Revolucionario. Al mismo tiempo, Alfonso XIII, aconsejado por Romanones, cesaba en sus funciones y partía al exilio. La Segunda República acababa de ser instaurada.