La novela después de la Guerra Civil

TEMA 1. EL Modernismo Y LA GENERACIÓN DEL 98

El Modernismo surge a finales del s.XIX en Francia y se da hasta la Primera Guerra Mundial (1914). Se
desarrolla en el contexto de una crisis capitalista y del modelo de la burguésía, dando lugar al movimiento
obrero y la sociedad de masas. Por tanto, la reacción cultural rechaza la visión optimista y surge el
irracionalismo, la bohemia y la visión pesimista. Las influencias son el Parnasianismo (Rubén Darío), que
justifica la propia belleza, la perfección formal, “el arte por el arte”, y el desprecio del sentimentalismo; y el
simbolismo (Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado), caracterizado por el conjunto de símbolos
misteriosos que evocan el alma y lo onírico. Los temas que se encuentran son: la evasión, los personajes
mitológicos y religiosos, lo fantástico, actitudes antiburguesas, la sensualidad y el erotismo. El estilo refleja
irracionalismo (uso de símbolos y sintaxis impresionista) y lo sensorial (sinestesias, aliteración, léxico elevado
y métrica clásica). Los autores más notables son Rubén Dario con obras como Epístolas y poemas, Prosas
profanas y Cantos de Vida y esperanza. Destaca su obra
Azul… (1888), siendo este color el símbolo del arte,
consta de tres partes: dos escritas en prosa (“Cuentos en prosa”: pequeñas obras con preciosismo formal
critica al mundo burgués. “En Chile”: crea mundos artificiales.) y una en verso (“El año lírico”: sensualidad y
fuerza vital). También destaca
Manuel Machado, con un estilo más espiritual y evocador. Entre sus obras
destacan Alma (1901), El mal Poema y Cante hondo.
La Generación del 98 surge a raíz de una crisis producida por la pérdida de las colonias. Los temas de este
movimiento literario son la regeneración de España, el existencialismo y la influencia del paisaje en el
carácter. Y el estilo es natural y sobrio, alejándose de la literatura de la época, con un tono más reflexivo y
rechazando el sensualismo. Para esto se sirve de la narrativa: la novela (con un único personaje que
reflexiona con el dialogo) y el ensayo. En los autores más notables esta Azorín. Los temas que trata son los
de la generación y posee un estilo de lenguaje claro y sencillo, y descripciones minuciosas unidas al análisis
de las emociones. En su obra encontramos novelas como La


 Voluntad (1902), que contempla el paso del
tiempo, o ensayos como El alma castellana. Miguel de Unamuno tiene preocupaciones políticas y filosóficas
como el tiempo y la muerte. Desarrolla la nivola, novela muy dialogada con protagonistas agonistas. Destaca
Niebla (1914) y los ensayos En torno al casticismo. En cuanto a Pío Baroja trata las carácterísticas del 98 más
la angustia, el vacío vital y el escepticismo. Su estilo es sencillo y natural con abundantes diálogos. En su obra
encontramos agrupaciones en trilogías como La lucha por la vida; también Zalacaín el aventurero y El árbol
de la ciencia (1911), en la que se refleja el pensamiento filosófico, la formación espiritual y el sinsentido de la
vida. En Ramón María del Valle-Inclán se distinguen tres etapas: de las sonatas (prosa preocupada por la
belleza, refinada y muy sensorial, donde se ubica Sonatas), de transición y de los esperpentos, nuevo
subgénero de deformación de grotesca, Luces de bohemia (1924). Su estilo recrea un mundo rural que
refleja la violencia y la realidad sociopolítica con un lenguaje musical y metáforas. Por último, el poeta
Antonio Machado, con temas variados (amor, sueños, Castilla). Un estilo donde desnuda la poesía con
lenguaje depurado, Adjetivo definidor y variedad en la métrica. Destaca el simbolismo. Tiene una primera
etapa de tono íntimo y simbólico (Soledades (1907)), la segunda de meditaciones regeneracionistas (Campos
de Castilla) y la etapa final más filosófica y reflexiva (Nuevas Canciones)


TEMA 2. EL NOVECENTISMO Y LAS VANGUARDIAS

El Novecentismo se caracteriza por las ideas reformistas y europeístas: las propuestas reformistas (sociales y
políticas) y la idea del arte puro. En la novela rechazan el tono angustioso del 98. Destaca Ramón Pérez de
Ayala, con un lirismo sensoriales, un componente autobiográfico (AMDG (1910)) y una crítica social. Al final
se volvieron obras más intelectuales. También posee una extensa obra ensayística. Gabriel Miró tiene un
estilo lírico y formalista, de descripciones sensoriales y evocadoras y una visión crítica. Las cerezas del
cementerio (1910) En el campo del ensayo sobresalen: José Ortega y Gasset, también filósofo, trata temas
como: La regeneración de España, un gobierno de elite (La rebelión de las masas (1929)), el nuevo arte puro
(La deshumanización del arte) y la crítica literaria. Su estilo es claro y elegante. Eugenio D’Ors que cuenta,
con novedades estéticas, una crítica cultural y al arte con planteamientos clasicistas. El obispo leproso (1926)
El autor más importante es Juan Ramón Jiménez su objetivo principal es la búsqueda de la poesía desnuda
para conocimiento de uno mismo y vía de elevación espiritual. En su obra destaca Almas de Violeta (1900) o
Diario de un poeta recién casado. Su prosa poética destaca en Platero y Yo.
Las Vanguardias son un conjunto de movimientos artísticos que pretenden romper con la tradición estética
y llevan un compromiso social y político regeneracionista. Se dan distintas manifestaciones: el Futurismo
trata de velocidad, el movimiento y los descubrimientos. El Cubismo trata de descomponer la realidad y
recomponerla geométricamente. El Dadaísmo busca la negación total y la burla sarcástica para la
destrucción del sistema de valores. El Surrealismo busca la revolución del hombre y la autonomía del arte
respecto la razón. Por último, el Expresionismo pretende expresar el propio ser de manera cruda, critica a la
sociedad burguesa e introduce la experimentación. En España: El Ultraísmo (1918) trata temas de la realidad
del momento con un estilo particular y una tipografía original. Destacan autores como Cansinos Assens,
Guillermo de la Torre y Jorge Luis Borges.


 El Creacionismo (1922) surge influenciado por el Cubismo. Rechaza
el estilo modernista y puro, superpone imágenes para crear un mundo nuevo. Destacan Vicente Huidobro y
Gerardo Diego con su obra Manual de Espumas. Como principal autor vanguardista destaca Ramón Gómez
de la Serna. Enfoca el mundo como un circo grotesco, con un tono humorístico y un estilo de fragmentación
utilizando la parodia, la personificación y la cosificación. En su obra cuenta se encuentra teatro (Los medios
seres), novelas y cuentos (El novelista (1924)) y biografías. Crea un nuevo subgénero: las greguerías
definíéndolas como la combinación de humorismo y metáfora; que se construye con distintos recursos
literarios desde la perspectiva del autor, haciendo un mundo nuevo, incoherente y humorístico.


TEMA 3. LA GENERACIÓN DEL 27

Abarca desde la última época del Siglo XIX hasta la Guerra Civil. Ofrece un panorama general de la
dramaturgia española en el que sobresalen dos autores que cambiarán nuestro teatro en el Siglo XX Valle-
Inclán y Federico García Lorca. Dominan unos condicionamientos generales muy fuertes, llenar las salas y
programar obras que gusten al público burgués. En general hay bastantes limitaciones ideológicas (poca
autocrítica) y restricciones (poco margen creativo fuera de las formas tradicionales).
La generación del 27 se denomina al conjunto de escritores y poetas españoles del siglo XX que se dieron a
conocer en el panorama cultural alrededor de 1927. Se caracterizan principalmente por estar todos en la
Residencia de Estudiantes de Madrid, la colaboración en revistas literarias (Verso y Prosa) y por estar
contenidos en “Poesía española contemporánea” escrita por Gerardo Diego. Están influenciados por: las
vanguardias, en especial el Surrealismo, la tradición literaria culta, la tradición popular y por Luis de Góngora
(con un lenguaje personal y único). Sus temas principales son: la modernidad, el amor, el compromiso social
y político y el exilio y desarraigo tras la Guerra Civil. Se distinguen 3 etapas: hasta 1928 (con un entusiasmo
renovador e influenciado por Góngora), desde 1928 hasta la Guerra Civil (recuperación de contenidos
humanos, sociales y políticos) y tras la Guerra Civil (partidarios de la república se exiliaron y a Lorca lo
ejecutaron en 1936). Destaca Pedro Salinas. Antes de la Guerra Civil escribe 3 poemarios, que tratan la
relación entre el Yo y la Materia Fugaz con influencia de Juan Ramón Jiménez. La voz a ti debida y Razón de
amor reflejan una visión idealista del amor. Después de la Guerra Civil escribe “Largo Lamento” que trata
temas como el exilio o la nostalgia a España. Tiene un estilo con paradojas y metáforas en un tono
intelectual, con un lenguaje desnudo aparentemente sencillo. Gerardo Diego escribe poesía vanguardista
(antes de la G.C.), donde se manifiesta su libertad creadora, como en Imagen o Manual de Espumas; y poesía
“relativa” (después de la G.C.), donde destaca Alondra de verdad y se dedica a poemarios más tradicionales.


Trata una amplia variedad de temas y emplea técnicas vanguardistas en modelos poéticos clásicos. En la
obra de Jorge Guillen destacan Cántico, por su entusiasmo vital; Clamor, que cubre la guerra, la injusticia y la
opresión bajo una visión optimista; y Homenaje, con las formas y temas de Cántico y Clamor, pero en un
tono más irónico. En una búsqueda de la esencia de la realidad, prescinde de elementos ornamentales y
expresa su vitalismo e a través de exclamaciones en metros cortos y estrofas clásicas. También fue el
cofundador de la revista Verso y Prosa mientras vivía en la Residencia. Vicente Aleixandre escribe Ámbito y
el resto de su obra se divide en 3 etapas: en la primera etapa aparecen técnicas surrealistas, en la segunda
etapa usa la poesía como comunicación, preocupado por la existencia humana a niveles individuales y
colectivos, y escribe Historia del Corazón, y una tercera etapa en la que reflexiona sobre su vida y escribe
Diálogos del conocimiento. Tiene una gran riqueza imaginativa y léxica y un gran dominio de las técnicas del
Surrealismo, el verso libre y mecanismos de repetición. Rafael Alberti escribe obras como Marinero en tierra,
con métricas populares y formas clásicas; Cal y Canto, influenciado por Góngora; Sobre los ángeles, viendo el
mundo como caos. Utiliza un estilo multiforme y destaca su maestría en el empleo de formas tradicionales y
técnicas surrealistas. Luis Cernuda, alumno de Pedro Salinas, tiene 3 etapas: la sevillana (Égloga, Elegía y
Oda), la madrileña (Un río, Un Amor) y la del exilio. Su estilo está cargado de símbolos, metáforas y una
profunda sensibilidad. Y por último Federico García Lorca. En su obra se distinguen 2 etapas: en la primera
(1921-1928) con composiciones de tono popular muy musicales, con temas como el amor frustrado, y
cuando escribe Romancero Gitano; y una segunda (1929-1936) cuando escribe “Poeta en NY, en la que
expresa la deshumanización e injusticia de la sociedad capitalista. Tiene un estilo en el que se fusionan lo
culto y lo popular, musical, y que crea símbolos y metáforas con poder sugerente y evocador.


TEMA 4. TEATRO DEL Siglo XX HASTA 1936

La generación del 27 protagoniza la llamada Edad de Plata de la literatura española. Son un grupo de actores,
en su mayoría poetas, que desarrollaron su carrera literaria desde 1920 y a los que la Guerra Civil separó y
obligó al exilio en su mayoría. Su poesía sigue la tradición española adornándola con referencias
vanguardistas, especialmente del Surrealismo y del creacionismo.
El teatro anterior a la Guerra Civil se caracteriza por el comienzo de la creación de nuevos mundos y la
proliferación del género dramático.
Se crea el Teatro Comercial, un tipo de teatro para el entretenimiento de un público burgués con obras de
corte tradicional y que NO plantean un conflicto transcendental. Se distinguen 3 tipos de teatro comercial. El
Teatro Poético en Verso: es influido por el Modernismo y trata de revalorizar los mitos nacionales. Destaca
Eduardo Marquina con “Las hijas del Cid” y Francisco Villapesa con “La Leona de Castilla”. El Teatro Cómico
trata costumbres y tipos populares. Destaca Carlos Arniches con “La Señorita de TréVélez” y Pedro Muñoz
Seca con “La venganza de don Mendo”. Y la comedia burguesa en la que critican valores y costumbres de la
burguésía. Destaca Jacinto Benavente, con su teatro de situación y sus abundantes diálogos. Sus obras se
contemplan en 4 escenarios: Interiores burgueses urbanos (sacrificio y amor), con “Gente conocida”;
Ambientes cosmopolitas (critica la alta sociedad decadente), con “La noche del sábado”; interiores
provincianos (interiores y pasiones individuales), con “Pepa Doncel”; e Interiores rurales (interiores ocultos),
con “La malquerida” (1913). Su obra más famosa es “Los Intereses creados” (1907), con personajes
arquetípicos.
El teatro Renovador no tuvo gran aceptación, son los noventayochistas. Destaca Miguel de Unamuno, el cual
crea un personaje con su conflicto interno. Tiene un estilo muy depurado, una acción muy esquemática y
abundan los diálogos. Escribe obras tales como: “Fedra” (versión de la tragedia de Eurípides) y “El otro”
(1932). Azorín representa el mundo de las ideas, con un estilo 


lleno de diálogos y una reducción de las
acotaciones. Su temática representa 2 conceptos enfrentados. Tiene obras como: “Lo invisible” (1928) y
“Angelita” (1930). Ramón María Del Valle-Inclán tiene 4 etapas en su obra: el Teatro Poético, influido por el
Modernismo con “El marqués de Bradomín”; el Ciclo Mítico, con “Divinas Palabras” (1920); el ciclo de la
farsa, deshumanizando los personajes y degradando el ambiente y el lenguaje, con “La Marquesa
Rosalinda”; y el Esperpento, visión crítica y deformadora para un carácter grotesco y unos personajes
inferiores con tono irónico, con la Trilogía “Martes de Carnaval” (critica al ejercito) y “Luces de Bohemia”
(1924).
En el teatro lorquiano su mayor representante es Federico García Lorca, el cual propone una lucha entre la
libertad y el sentimiento contra el orden y la autoridad. Su obra destaca por: “El maleficio de la mariposa”
(su primera obra); el drama histórico, con “Mariana Pineda”; el amor enfrentado a las convenciones, con “La
zapatera prodigiosa” (1930); de Influencia Surrealista (oposición entre realidad y sueños), con “El Público”; y
el Amor perdido y la soledad, con “Doña Rosita la Soltera” (1935). Tiene también sus tragedias lorquinas:
“Bodas de Sangre” (1933); “Yerma” (1934), lucha entre el instinto y la represión; y “La casa de Bernarda
Alba” (1936), que trata de las pasiones reprimidas. Su estilo se caracteriza por el uso de los Símbolos y los
Protagonistas Femeninos.


TEMA 5. POESÍA POSTERIOR A LA Guerra Civil HASTA NUESTROS

DÍAS

Aunque no se considera una generación total, en la generación del 36 destaca Miguel Hernández. Este tiene
estilo con un tono enérgico y apasionado, y una mezcla de poesía clásica y vanguardia. Su obra se divide en 2
etapas: una primera (1933-1936), en la que destaca su virtuosismo formal y su complejidad lingüística, con
“El rayo que no cesa” (1936); y una segunda (desde 1936), con una poesía más comprometida política y
socialmente, con “Viento del Pueblo”.
En la década de los 40 destacan 3 tipos de poesía. La poesía Arraigada, la componen los poetas afines al
régimen franquista. Tratan temas como: el amor, la fe católica, el paisaje y la patria. Y tienen un estilo sobrio
y con formas métricas clásicas. Destacan García Nieto y Luis Rosales, con “Abril” (visión cristiana y
esperanzada del mundo) y “La casa encendida” (1949, trata de amistad, amor, familia y recuerdos). En
cambio, la Poesía Desarraigada está compuesta por poetas contrarios al franquismo. Tratan temas como: la
falta de sentido de la vida, el paso del tiempo, la muerte y un Dios alejado. Tiene un estilo con un tono
dramático y un lenguaje directo. Destaca Dámaso Alonso: con “Hijos de la Ira” (1944), obra de corte
existencial donde se trata la injusticia, la miseria y el odio. Y la Poesía del Exilio con temas como: la derrota,
el anhelo de regreso, la nostalgia y el franquismo. Destaca Manuel Altolaguirre por su tono vitalista.
La década de los 50 se caracteriza por la poesía social con temas como: la situación de España, la injusticia
social y el anhelo de paz. Destacan Blas de otero con 3 etapas: la existencial, con “Redoble de conciencia”; la
social, con “Pido la paz y la palabra” (1955); y la de las nuevas formas (hermetismo y temas personales), con
“Mientras”.
En la década de los 60 destaca José Hierro por sus tonos diferentes. Tiene 2 vías de poesía: “Reportajes”
(mas narrativas) y “alucinaciones” (emocionales), con “Libro de las Alucinaciones” (1964). Claudio Rodríguez
tiene un estilo lleno de ritmo, metáforas y originalidad,


 destaca “Alianza y condena” (1965). Ángel González
que es el más social. José Ángel Valente, con su tono existencial, la posición del ser humano y la naturaleza
del acto inefable, su obra es “Material de memoria” (1979). Y Jaime Gil de Biedma, quien combina la
intimidad y la inteligencia, con “Las personas del verbo”.
Los Novísimos es una etapa en la que: se rechaza el Realismo social, las influencias se amplían y hay un
refinamiento en el estilo. Destacan Pepe Gimferrer, con “Arde el mar” (1966) por sus sensualismo e
irracionalismo. Y Leopoldo María Panero, con poemas irracionalistas y visionarios, el cual crea sus propios
mitos, con “Así se fundó Carnaby Street” (1970).
Por último, las nuevas poesías en la que destacan Luis García Montero con “El jardín extranjero” (1983) y
Luis Antonio de Villena, con “Sublime Solárium”, por su poesía pura.


TEMA 6. TEATRO DESDE 1940 HASTA NUESTROS DÍAS

En el teatro de postguerra, década de los 40, destacan diversas carácterísticas: es un teatro para el
entretenimiento de la clase burguesa, y que sigue los valores del régimen (aplicando una censura a las obras
más innovadoras). Los temas son de asunto real y económico u obras de tono poético poco verosímiles. En el
estilo destacan los modelos clásicos, el tono ligero y cómico, los ambientes interiores, la escasa profundidad
psicológica y las técnicas clásicas. Entre los autores más destacados se encuentran: Enrique Jardiel Poncela.
Renueva el humor creando un teatro inverosímil y un humor intelectual de comportamiento excéntrico.
Destaca la comedia de enredo “Eloísa esta debajo de un almendro” (1940). Alejandro Casama estuvo en el
exilio en Sudamérica. Su estilo tiene una perfección formal y matices didácticos planteando el conflicto entre
realidad y fantasía. Destacan “La barca sin pescador” (1945) y “Los árboles mueren de pie”. Miguel Mihura
posee un estilo de ironía y distorsión lógica, con humor critico y dialogo ingenioso para denunciar la falsedad
de las convecciones sociales. Destaca su obra “Tres sombreros de Copa” (1932) y “Melocotón en Almíbar”.
Por último, Edgar Neville, escritor, guionista y director de cine, destacan sus obras de alta comedia con
personajes arquetipos y un humor de fina ironía, “El Baile” (1952).
La década de los 50 cuenta con obras mas innovadoras que se difunden en círculos universitarios o
compañías de aficionados. Antonio Buero Vallejo escribe teatro existencial que hace reflexionar al
espectador. Su etapa contemporánea representa una realidad cotidiana con obras como “Historia de una
escalera” (1949) en la que se ven la mediocridad y el abandono de los sueños. Su etapa histórica reflexiona
sobre el pasado histórico, “El sueño de la razón”. En la etapa final acomete la degradación humana y la
responsabilidad colectiva, “La fundación”. Otros autores son Alfonso Sastre, implicado en la creación de
compañías y obras como “Escuadra hacia la muerte”, o el dramaturgo Lauro Olmo y su intención es crear


teatro para el pueblo como “El Cuerpo”.
En los años 60 la censura permite hacer obras más innovadoras. Fernando Arrabal comienza con técnicas del
Surrealismo y la visión kafkiana en la que la comunicación se hace imposible, y más tarde deriva al teatro
pánico. Destacan “Pic-Nic” y “El cementerio de Automóviles” (1959). Francisco Nieva habla de la represión
social y espiritual a través de largos parlamentos, piezas breves y secuencias. Critica la moral represiva (“Pelo
de tormenta”) y posee contenido metafísico (“Malditas sean coronada y sus hijas” (1980)).
Desde los años 70 hay un cambio en la forma de hacer teatro: se pierde la crítica sociopolítica, el estado
apoya económicamente, se recuperan las obras censuradas y los musicales se extienden. Además, se crean
las compañías de teatro independiente, que aportan un espectáculo plástico y visual siguiendo la vanguardia
de la experimentación. Destacan Els Comediants (teatro de la calle con fin festivo y participativo, y obra “Sol
Solet”); La Cuadra (de la cultura popular andaluza y denuncia política como Quejío); La fura dels Baus
(participa el publico y se utilizan múltiples espacios, obra “Imperium”); y Els Joglars (creada por Albert
Boadella, basada en la expresión corporal y pocos objetos en escena, obra “Daciali”. Destaca José Sanchís
Sinisterra, que implica al espectador en el propio teatro como metáfora del mundo, destaca “¡Ay, Carmela!”
(1986). Fernando Fermín Gómez tiene obras como “Las bicicletas son para el verano” (1978). Antonio Gala
tiene el Realismo simbólico y amplio registro simbólico, “Anillos para una dama” (1973). Paloma Pedrero usa
personajes inadaptados con elementos imaginativos y poéticos, “Resguardo personal” (1985).
Por último, el teatro del s. XXI tiene distintas tendencias como la diversidad de escenarios o la base realista.
Destaca Juan Mayorga con el uso de personajes históricos recientes y el dialogo, su obra mas famosa es “El
cartógrafo” (2014)


TEMA 7. NARRATIVA DESDE 1940 HASTA 1970

Este periodo se literario se puede dividir en tres décadas distintas. En la década de los 40 se distingue la
narrativa de postguerra y la del exilio. En la narrativa de postguerra triunfan sobre todo la novela idealista,
en la que hay una corriente política afín al régimen (“Eugenio” de Rafael García Serrano) y otra corriente de
evasión que evita la alusión a la guerra. Por otro lado, destaca la novela de Realismo existencial que refleja la
miseria moral y material con obras como “La familia de Pascual Duarte” (1942) de Camilo José Cela. “Nada”
de Carmen Laforet o “La sombra del ciprés es alargada” (1948) de Miguel Delibes. Otros autores de la
narrativa de postguerra son Gonzalo Torrente Ballester que destaca por la etapa experimental de comicidad
y sátira (“La saga/fuga de JB”) y la línea realista (“La isla de los jacintos cortados”). Carmen Laforet destaca
por “Nada” (1944) (ambiente moral degradado) y “La isla y los demonios”. En la narrativa del exilio se
encuentra Francisco Ayala con una representación crítica de la vida a través de la ironía y la metáfora
(“Muertes de perro” (1958)) Max Aub escribe en la estética de las vanguardias, novela social (“El laberinto
mágico”), novela experimental o biografías ficticias. Por último, Ramón J. Sender escribe Realismo crítico
(“Imán”), autobiografía de José Garcés (“Crónica del alba” (1942)) y el tema de España (“Réquiem por un
campesino español”).
La década de los 50 presenta un contenido social y enfoque realista sobre la injusticia y la explotación. Posee
rasgos como personajes tipo complejos, narrador objetivo, estructura lineal, espacios rurales y urbanos.
Lenguaje sobrio y claro, y distintas influencias literarias. Destacan Rafael Sánchez Ferlosio con su fidelidad
realista como en “Jarama” o “Industrias y andanzas de Alfanhuí” (1951) y ensayos (“Vendrán muchos años
malos y nos harán más ciegos”). Ignacio Aldecoa destaca por la capacidad fabuladora tensa (“La tierra de
nadie”) y testimonio de la España de postguerra (“El fulgor y la sangre” (1954)). Carmen Martín Gaite resalta
por su corte realista y critico (“Entre Visillos” (1957)). Entre los grandes se encuentra Camilo José Cela.


 Este
autor abre los nuevos caminos de expresión. Comienza con el tremendismo (“La familia de Pascual Duarte”),
“Pabellón de repaso”, el protagonista colectivo y la miseria con su obra “La Colmena” (1951), el monólogo
interior “San Camilo” y “Mazurka para dos muertos”. También publica un libro de viajes “Viaje a la Alcarria”.
Por otro lado, destaca Miguel Delibes, de sencillez, sobriedad y riqueza en el lenguaje su obra comienza con
“La sombra del ciprés es alargada” de narrativa existencial; “El camino” (1950) se narra a través de la mirada
infantil; “La hoja roja”; “Cinco horas con Mario” es un extenso monologo; “El príncipe destronado” y “Los
santos inocentes”.
Por último, la década de los 60 se caracteriza por la experimentación y las nuevas técnicas: cronología
desordenada, fragmentación, protagonista individual, punto de vista múltiple, estilo indirecto y monologo
interior. Luis Martín Santos critica la realidad española (“Tiempo de silencio” (1961)) y posee un estilo de
mezcla del discurso y los registros lingüísticos con metáforas. Juan Bernat crea la sensación de inmovilidad y
desaparición de la trama con “Volverás a Regíón” (1967). Juan Marsé combina el suspense y la crítica
(“Encerrados con un solo juguete” (1960)), ambienta en Barcelona (“Ultimas tardes con Teresa”) y
experimenta con planos temporales y temáticos (“Si te dicen que caí”). Juan Goytisolo busca las raíces
personales y colectivas reflexionando sobre la literatura, cultura y política (“Duelo en el paraíso” (1955)). Su
hermano Luis Goytisolo sigue este peculiar camino (“Las mismas palabras” (1963)).


TEMA 8. NARRATIVA DESDE 1970 HASTA NUESTROS DÍAS
Con el fin del régimen franquista desaparece la censura literaria y surge una nueva forma de hacer novela.
Se retoma el interés por la trama, el tema habitual vuelve a ser el individuo frente a la sociedad, y se
implican tanto antiguos autores como nuevos narradores. Durante este periodo aumenta notablemente el
número de títulos publicados y surgen múltiples tendencias, con obras que incluso mezclan distintas
corrientes. Las más destacadas son: novela de intriga, novela negra o novela policíaca, adaptada del
extranjero y con parodias del género. Novela historia, reflexiona sobre problemas universales, la Guerra Civil
y son las de mayor éxito editorial como “La vieja Sirena” de José Luis Sampedro. Ficción metanovelesca se
plantea un conflicto relacionado con la creación literaria y el proceso narrativo, como “Doctor Pasavento” de
Enrique Vila Matas. La novela intimista recrea entornos urbanos contemporáneos con temas como el
desamor o la soledad, como “Juegos de la edad tardía” de Luis Landero. En la minoritaria novela testimonial
se narran relatos sobre problemas sociales como en “Te tratare como a una reina” de Rosa Montero. Por
último, se encuentra la novela experimental con obras como “Escuela de Mandarines” de Miguel Espinoso
que presenta una visión acida de la realidad. Entre lo autores que destacan en este periodo, además de los
ya nombrados se encuentran: Eduardo Mendoza, este autor comienza su trayectoria con “La verdad sobre el
caso Savolta” que cuenta con la mezcla de novela picaresca y novela negra, sigue con un todo de humor y
reacciones imprevisibles del protagonista en “El misterio de la cripta embrujada” (1979). En “La ciudad de los
prodigios” mezcla detalles históricos con elementos fantásticos y por último en “Sin noticias de Gurb” narra
la estupefacción de un marciano aterrizando en Barcelona. Manuel Vázquez Montalbán parodia los valores y
mitos culturales en sus novelas policíacas con su famoso personajes Pepe Carvalho. Destaca “Tatuaje”.
Antonio Muñoz Molina relata novelas con varias intrigas paralelas y algunas discurren en Mágina, una ciudad


inventada. Destacan “El invierno en Lisboa” (1987). Javier Marías reflexiona sobre el pasado y la propia
lengua mediante prosa elegante, referencias culturales y primera persona. “Corazón blanco” o “Tu rostro
mañana” son algunas de sus obras. Juan José Millas tiene temas como la literatura dentro de la literatura, el
plano fantástico en lo cotidiano y las experiencias personales; con obras como “El desorden de tu nombre”.
Arturo Pérez-Reverté integra una exhaustiva documentación en sus obras como “El capitán Alatriste”, “El
maestro de Esgrima” o “La tabla de Flandes”. Por último, Luis Mateo Diez destaca por la oralidad de los
textos, la combinación de varias intrigas simultaneas y una gran galería de personajes. Sus obras mas
relevantes son “Las estaciones provinciales” y “Camino de perdición”.
En el sigo XXI hay una gran heterogeneidad en las obras: novelas históricas, mezcla de géneros, estructuras
clásicas, nuevas influencias y tecnologías, temas como la reconstrucción de la identidad, la literatura y el
individuo, y espacios novedosos. Ignacio Martínez de Pisón narra historias familiares (“Carreteras
secundarias”) y políticas (“Enterrar a los muertos”); Marta Sanz destaca por la novela negra (“Farándula”); y
Jesús Carrasco por el neosurrealismo y sus microrrelatos (“Intemperie”).