La novela española de posguerra y su evolución hacia la democracia

Años 40: La novela española de posguerra

Tras la Guerra Civil, la novela española de posguerra se caracterizó por la pérdida de numerosas referencias literarias debido a la muerte de algunos escritores, el exilio, el silencio de otros, así como la imposibilidad de conocer textos de algunos autores extranjeros debido a la censura oficial. Por ello, los narradores más jóvenes innovan y muchos tomarían como modelos a autores como Galdós tratando de imitar su realismo o a Baroja y Azorín. Se rompió, así, la continuidad con la línea de vanguardismo y experimentación. Obras de este periodo son muy variadas. Se hace novela para entretener como la de Carmen Icaza. También la novela de guerra, comprometida con el franquismo, ej sería ‘Checas de Madrid’ de Tomás Borrás. De moda una novela realista y arcaica a imagen de las del siglo XIX como la de ‘La ceniza fue al árbol’ de Ignacio Agustí. Aparece también la novela existencial, basada en la sociedad y no en el individualismo. Pretende transmitir la angustia de la población española bajo las consecuencias de la guerra: frustración, malestar… Se crea novela con crítica ‘posibilista’ que desarrollará el Tremendismo. Caracterizado por su especial crudeza en la trama, tratamiento de personajes y en lenguaje. Destacan: ‘La familia de Pascual Duarte’ y ‘Nada’. También puede incluirse de Miguel Delibes ‘La sombra del ciprés es alargada’. ‘La familia de Pascual Duarte’ (1942) de Camilo José Cela, obra que rompe con la novela socio-política y recoge tradiciones de novelas clásicas españolas pero plasmando la posguerra. Relato tremendista con cúmulo de crímenes y atrocidades. La obra es una autobiografía de Pascual Duarte. Hombre pueblerino, con capacidad social nula y siempre recurre a la violencia para solucionar problemas. Otros personajes como: padre, alcohólico; hermano pequeño, niño deforme y retrasado muere desagradablemente. Estos personajes relacionan la obra con el Esperpento. Pascual Duarte utiliza vocabulario refinado y lírico que contrasta radicalmente con la situación que describe. Llegando a ser forma lírica. Pascual Duarte relata desde el momento que se encuentra, justo antes de ser ajusticiado pena muerta, intenta justificar sus crímenes. Finalmente, Pascual reflexiona y acepta la culpa de sus malos actos al destino, fatum y sangre. Mata a su madre, como símbolo de desarraigo de todo aquello. Destaca su estructura, utilizando la técnica multiperspectivista mediante 5 partes narradas por distintos personajes. Cela pretende representar a la España más profunda a la que también critica. España pobre y miserable que dejó la Guerra Civil.



‘Nada’ de Carmen Laforet (1944)

‘Nada’ es una novela ambientada en el entorno urbano de los años 40 en Barcelona. Su argumento se basa en una mujer joven de pueblo, Andrea, que llega a la ciudad para estudiar en la universidad. Al llegar, se encuentra con realidades distintas que tiene que afrontar: una familia llena de odio, suciedad… así como la soledad que siente y la situación de encontrarse en un mundo tan distinto. Mostrando la decadencia en la que habían caído todas las familias tras el golpe de la Guerra Civil. En la segunda etapa, Andrea va aceptando su situación y ve cómo afrontarla. En la tercera etapa, consigue tomar las riendas de su vida, acaba el curso y se marcha a Madrid demostrando una gran madurez. Respecto al título ‘Nada’, es algo simbólico: representa que Andrea no ocurre ‘nada’, parece ser una espectadora de todo lo que sucede a su alrededor pero, todo ello le afecta psicológicamente. La novela tiene un carácter tremendista pero distinto a ‘La familia de Pascual Duarte’, podríamos hablar de un tremendismo psicológico. La sensación de soledad y angustia que siente Andrea continuamente. Y afecta a toda esa sociedad golpeada por la Guerra Civil que la rodea y la obra denuncia, la condición actual de España por una guerra injusta. Así como la nostalgia y lo que hubiera podido ser y no es.



El cuento y el microrrelato

En el marco histórico de la España democrática (1975 en adelante) tras la muerte de Franco, se marcó el inicio de la Transición española hacia la democracia representativa. Posteriormente, la formación de gobiernos nos llevó a la democracia actual. Se celebraron elecciones en 1977 y se aprobó la constitución en 1978. Fue una época de ‘liberación’ literaria. Se publicaron obras censuradas, se reeditaron textos íntegros y se recuperó la narrativa de los exiliados. Esto produjo una coexistencia de generaciones de escritores: experimentalistas, realismo social y nueva generación de autores. Se produjo la incorporación de mujeres escritoras como Ana María Matute, Almudena Grandes o Rosa Montero. Todo esto permitió el auge de géneros literarios como el cuento y el microrrelato. El cuento en la España democrática destacó en la primera mitad del siglo XX con autores como Miguel Delibes y Camilo José Cela. En la segunda mitad se cultivó con mayor éxito el género, destacando Ignacio Aldecoa con ‘Caballo de pica’, Ana María Matute con ‘Los Pájaros de Baden-Baden’ en los años 50. Francisco Umbral y los autores del ‘boom’ de la narrativa latinoamericana como Cortázar y Borges en los años 60-70. El cuento se perdió en los años 80 pero resurgió, destacando Ignacio Martínez de Pisón. Con la democracia se produjo un gran auge del cuento: se convocaron premios, proliferaron las editoriales y revistas, y se publicaron antologías temáticas con asuntos más diversos. El cuento es un género narrativo en prosa, una narración breve. Su brevedad es su característica fundamental, así como la narración sucesiva de los hechos con una única línea argumental que se aleja de la realidad, destacando su carácter ficticio. Hay que destacar la intensidad y condensación narrativa, su propósito es ser leído una vez y utiliza la elipsis, no cuenta todo sin que selecciona la información. Características del cuento: actualidad, uso de la ironía y el humor. Tipos de cuentos: líricos, próximos a la poesía; teóricos, abundan los análisis y reflexiones; dramáticos, de carácter teatral; fantásticos, destacando Patricia Esteban ‘Azul ruso’; y realistas, con temas psicológicos como ‘¿Qué me quieres, amo?’ de Manuel Rivas. El microrrelato es un texto breve en prosa, usando un lenguaje preciso y conciso, se sirve de la elipsis. El microcuento, también conocido como cuento brevísimo o minicuento, se caracteriza por su brevedad y su máxima intensidad con mínima extensión. Tiene su origen en España, destacando Javier Tomeo ‘Por favor, sea breve’ y autores hispanoamericanos como Augusto Monterroso, quien escribió el microrrelato más corto del mundo: ‘Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí’. En España, destacan Ramón Gómez de la Serna y Max Aub. En tiempos modernos, se han publicado colecciones como ‘Historias mínimas’ de Javier Tomeo y José Millás (articuentos). Los rasgos fundamentales del microrrelato son la hiperbrevedad, la estructura simple, los personajes mínimamente caracterizados, la condensación temporal y la exigencia de un lector activo capaz de interpretar lo que se quiere transmitir. En conclusión, desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad se han desarrollado los géneros del cuento y el microrrelato donde, el primero se centra más en narrar una historia y el segundo se centra más en la condensación e hiperbrevedad de esa narración.



La novela de los años 50 y 60

En los años 50, la novela abandona la visión existencial y recoge nuevas preocupaciones sociales. La literatura debía cumplir la función de informar al lector de lo que no aparecía en los medios de comunicación y sensibilizarlo. La censura política, religiosa y sexual seguía vigente, y los autores de los años 50 plantearon un compromiso ético ante la realidad. En 1951, el régimen franquista comenzó a liberalizarse lentamente para lograr aceptación internacional. Como consecuencia, surgieron nuevos novelistas que desarrollaron una nueva corriente: el realismo crítico. Estos autores estaban comprometidos con la sociedad y consideraban que la literatura debía ser ‘útil’ para cambiar el mundo, como proponía el francés J.P. Sartre. Las novelas, lejos del estilo triunfalista, mostraban una España destruida, desigual y carente de libertades. La pobreza obligaba a emigrar del campo a la ciudad. La novela incidía en esta realidad española con intención social. Entre 1954 y 1961, momento en que el género ‘se agotó’ y se volvió a la experimentación. La novela social se divide en objetivismo y realismo crítico. El objetivismo emplea técnicas narrativas como la desaparición de la figura del narrador, de manera que el lector se involucra en la novela para extraer sus propias conclusiones; predominio del diálogo; condensación espacio-temporal; y preferencia por el personaje colectivo que interactúe con el personaje representativo o linealidad narrativa. Los temas se basan en la sociedad española contemporánea, plasmada en libros de viajes, el mundo rural y obrero urbano, la vida burguesa, o la Guerra Civil que siempre está presente. Destacan ‘La colmena’ de Cela, ‘El camino’ de Delibes y ‘El jarama’ de Sánchez Ferlosio. El realismo crítico, similar al objetivismo, tiene una crítica social más explícita; encubierta para esquivar la censura; y se centra en las actividades del proletariado. Autores como Luis Goytisolo o Juan Marsé. -Camilo José Cela asentó las bases de la novela de los años 50. Su obra más representativa es ‘La colmena’, que refleja la miseria de Madrid. Uno de los aspectos más notables es el personaje colectivo. Muestra la vida de diferentes clases sociales, plasmando la realidad de forma objetiva aunque adoptando un tono irónico. El argumento se reduce al mínimo, y los personajes se mueven por dos motivos constantes: el sexo y el hambre. El tiempo se reduce a 3 días, y el espacio es la zona de Madrid. Predomina el diálogo y la mínima intervención del narrador. -Rafael Sánchez Ferlosio, premio Nadal 1955. ‘El Jarama’ es una crónica del descanso dominical de un grupo de jóvenes junto al río Jarama, donde coinciden otros excursionistas. Está estructurada de forma que el narrador desaparece y el lector puede obtener información de las conversaciones de los personajes. El tedio vital general se ve roto con la inesperada muerte de una joven ahogada en el río. El relato ofrece una visión fatalista de la vida: los personajes aceptan lo que ocurre como algo inevitable, incapaces de rebelarse contra un futuro predeterminado. El tiempo se reduce a 16 horas del mismo día.



La novela de los años 60

A principios de los años 60, decae la novela realista social y se experimentan nuevas formas narrativas. Esta tendencia da lugar a una novela compleja y minoritaria. La renovación de la novela pretende superar el relato realista sencillo. Algunas obras que muestran este cambio son ‘Tiempo de Silencio’, ‘Cinco horas con Mario’ y ‘Señas de Identidad’. La preocupación por la forma obliga al lector a una lectura más activa. Los cambios más relevantes son la desaparición del narrador omnisciente, el uso de la técnica del perspectivismo, la relegación del argumento a un segundo plano permitiendo finales abiertos, la estructura que rompe con el capítulo y las novelas se componen de secuencias, y las técnicas más utilizadas son el contrapunto y la estructura caleidoscópica. La regularidad temporal se rompe y se producen avances y retrocesos. El protagonista está en conflicto con su entorno o consigo mismo y el lector puede conocerlo a través del monólogo interior. El narrador interviene y denuncia, recurriendo a la sátira y la parodia. Utiliza la primera y tercera persona, y la segunda persona crea la sensación de un diálogo ficticio entre el narrador y el personaje. -Luis Martín Santos consiguió que ‘Tiempo de Silencio’ revolucionara el ambiente literario por sus innovaciones formales. ‘Tiempo de Silencio’ (1962) narra la historia de un médico que se ve obligado a atravesar difíciles situaciones en un clima de persecución, engaño y miedo. La obra es un reflejo de los grupos sociales de Madrid de los años 40, con un planteamiento crítico. La obra refleja un tono existencial, la vida como algo incomprensible, y combina el monólogo interior con las descripciones. El protagonista, Pedro, es un investigador que se ve implicado en un aborto que acaba en muerte, en un suburbio de chabolas. La policía lo detiene, y para demostrar su inocencia, busca la libertad. Pero sufre la venganza de un chabolista. -Juan Marsé es otro autor destacado dentro de la novela de los años 60. Una de sus obras más sobresalientes es ‘Últimas tardes con Teresa’ (1966), una novela formalmente más innovadora, una sarcástica crítica a la burguesía progresista. La narración es lineal y en orden cronológico, aunque abundan los flash-backs para volver a la niñez. Conocemos de forma profunda al protagonista. La acción dura un año y 3 meses, con un corto episodio 2 años después. Se desarrolla en Barcelona y en la cercana playa de Blanes. Dentro de Barcelona hay dos mundos: Carmelo, una barriada de marginales, y San Gervasio, un suburbio rico, exclusivo, con gente libre pero llena de problemas. El protagonista es un maleante que se hace pasar por militante político para conquistar a una joven burguesa que juega a ser ‘progre’. El autor critica el señoritismo y la falsedad. -Juan Goytisolo, nacido en Barcelona en 1931, evolucionó desde el ‘realismo crítico’ hacia la nueva vanguardia narrativa. Su primera obra conocida fue ‘Juegos de Manos’, pero la más representativa es ‘Señas de Identidad’ (1966). Los cambios fundamentales son que la realidad se aborda desde distintos puntos de vista, la novela no se reduce a un mero testimonio, incorporando aspectos individuales. La historia narrada es la de Álvaro Mendiola, un exiliado español en Francia que vuelve a España en un intento de recuperar sus raíces. Indaga en su historia familiar, y siente que ya no forma parte de ella, que es un ser totalmente desarraigado. Es un tema que será constante en la obra de Juan Goytisolo: el rechazo a la interpretación parcial de la historia y cultura española. La novela está narrada en un estilo claramente subjetivista donde coexisten la tercera y segunda persona, y la alternancia de historias presentadas con diferente tipografía, rompiendo la linealidad temporal y apareciendo diferenciados el monólogo, la narración y el diálogo.