La sociabilidad humana
Basada en la fraternidad (amistad o afecto entre hermanos). En la concepción cristiana, la sociabilidad se llama fraternidad; en la civilización islámica, el amor al prójimo y la bondad son manifestaciones concretas y visibles del amor a Dios. Por medio de la caridad —que conjuga razón y afectividad—, el creyente expresa la sinceridad de ese amor y da testimonio de la autenticidad de su fe.
El ser humano en el siglo XIX
El ser humano en el marxismo
Karl Marx ha sido creador de una visión materialista de la realidad.
El ser humano, ser natural
El ser humano pertenece a la naturaleza material. Su posición es, claramente, monista. El ser humano se define por sus necesidades: alimentarse, cobijarse, vestirse, pero se distingue de las demás especies animales porque es capaz de producir lo que necesita para subsistir, cosa que logra a través de la transformación de los procesos naturales. El trabajo desarrolla al ser humano y transforma la naturaleza. Pero no siempre lo hace de la misma manera. Dependiendo de cómo se relacionen los seres humanos con los medios de producción, el trabajo puede servir para que vivan para sí mismos, se relacionen fraternalmente entre ellos y vivan también en armonía con la naturaleza; o puede servir para que vivan esclavizados, alienados, divididos, en lucha unos con otros y sintiendo la naturaleza como algo ajeno, extraño.
La sociabilidad humana
Para Marx, la sociedad es imprescindible para su supervivencia y desarrollo. Pero, en opinión de Marx, los seres humanos han vivido en sociedad divididos en dos clases antagónicas y opuestas, en lucha continua la una contra la otra. Unos han sido los dueños de esos medios y otros han trabajado a su servicio. Esto es lo que ha llevado a que los seres humanos hayan estado divididos en clases sociales, antagónicas, opuestas y en lucha, y dominados por una ideología, inventada por los propietarios para ocultar sus intereses. Las clases superiores han legitimado mediante ideología la opresión y explotación de las clases inferiores y las han mantenido en la ignorancia y en la pobreza. El trabajo, en lugar de realizar a los seres humanos, los ha alienado, los ha hecho vivir no para sí, sino enfrentados unos con otros, enfrentados a la naturaleza y dando origen a una ideología que justifica esa situación y contribuye a mantenerla. El trabajo solo servirá para realizar a los seres humanos cuando se produzca la abolición de la propiedad privada de los medios de producción. Entonces, la división y lucha de clases darán origen a la fraternidad universal, y desaparecerá la ideología. El encargado de llevar a cabo la revolución es el proletariado. Las anteriores revoluciones habían sido ineficaces, ya que estaban realizadas por clases particulares.
La libertad humana
No hay libertad individual si no hay libertad colectiva. Los seres humanos son libres en la medida en que todos puedan satisfacer sus necesidades básicas. La ausencia de libertad se dará cuando los seres humanos dominen colectivamente los medios de producción y produzcan los bienes capaces de satisfacer adecuadamente las necesidades de todos. Marx pensaba que más tarde o más temprano la historia caminaría inexorablemente hacia esa situación. Los seres humanos con su revolución socialista podían contribuir a acelerar ese proceso.
El ser humano en la filosofía del siglo XX y en la actualidad
En el siglo XX existen diferencias, que poseen en común una visión del ser humano fundamentada en los conocimientos científicos, considerado como un ser neuronal. Y, en segundo lugar, no existe una forma de vivir propia del ser humano que sea exigida por su naturaleza.
El ser humano o el animal humano
El homo sapiens comparte con otras especies un genoma muy parecido. Particularidades: La capacidad de crear herramientas, el lenguaje, la autoconciencia, la libertad, la capacidad de creación y un potentísimo cerebro. Las actividades humanas se explican por la interacción de neuronas sin necesidad de recurrir a la existencia de un alma. Jean Paul Sartre niega que exista una naturaleza humana. No hay esencia previa que determine o condicione su existencia, sino que cualquier esencia surge por el hecho; el ser humano es libertad absoluta. El hombre está condenado a ser libre.
La libertad humana
La libertad es un rasgo específico del ser humano. Gracias a ella, puede vivir su vida de acuerdo con los proyectos que él mismo se marque. No hay proyectos válidos para todos los seres humanos. Para los defensores de la existencia de una naturaleza humana, la vida buena es la que realice de la forma más adecuada esa naturaleza. Sin embargo, los pensadores del siglo XX han sustituido esta idea por la convicción de que hay muchas vidas humanas igualmente valiosas. Este cambio ha llevado a pensar que el mejor entorno sociopolítico es aquel en que los individuos son libres para vivir cualquier vida que deseen, sin preguntarse qué «debían» llegar a ser. En esta posición coincide Ortega y Gasset, quien niega que datos que pueda suministrar la biología sirvan para ayudarle a decidir en pos de qué ideales individuales o sociales debe esforzarse.